El Frente Popular Darío Santillán, describen sus referentes, surgió como consecuencia de un proceso histórico que nació con la organización obrera, la resistencia a la dictadura, los procesos políticos de los años 1990 y 2000 y las puebladas, la lucha de las mujeres y disidencias, los Derechos Humanos y la militancia social y política que buscaba reconstruir los lazos colectivos en el entramado comunitario.
En el caso de Berisso, el trabajo barrial comenzó en Villa Progreso con un taller infantil que tiempo después se mudó a la casa de Sandoval en la calle Nueva York, donde mediando la década del ’90 se conformó el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD).
Los recursos para sostener un merendero y brindar cenas a los vecinos se obtenían de la venta de productos de limpieza y pan casero. La organización fue creciendo y pudo sumar una huerta, su radio comunitaria (“La Charlatana”) y una carpintería.
Fue en 2002 que la organización comenzó a articular con otros grupos de desocupados, característica que lo distinguía del resto de los que se habían armado en el territorio de la provincia y el país
Después de dos décadas de trabajo, el Frente Popular Darío Santillán, identificado ahora como Corriente Plurinacional en este caso, continúa presente en Villa Argüello, Nueva York, Villa Progreso, Villa Nueva y El Carmen y si bien parte de la lucha por derechos se libra en la calle, en simultáneo se desarrollan acciones en comedores, huertas orgánicas, ferias, cooperativas de trabajo, talleres con niñeces, juventudes, mujeres y disidencias, bachilleratos y escuelas primarias populares, actividades algunas que se impulsan desde el centro cultural Mansión Obrera de calle Nueva York.
A partir de su proyección, el espacio consiguió contar con casa propia en calle Nueva York. De 10 personas que convergían inicialmente se creció a unas 300 familias que desarrollan tareas en diferentes barrios y mantiene vigentes diferentes reclamos para sus zonas. “Somos la piedra en el zapato de cualquiera”, asegura Gladys “Pichona” Vega, una de las primeras vecinas en integrar el Movimiento.
A pesar de que el contexto no es hoy el mejor, la organización celebró el sábado 1º de octubre su aniversario ‘redondo’ con una jornada de festejo y lucha ‘para abrazarse y seguir apostando a lo colectivo’.
Hubo feria, música y comidas, un conversatorio sobre luchas locales socioambientales y una barrileteada. Se presentó además el libro “Mujer bonita es la que lucha”, una investigación que analiza los modos en que las mujeres a partir de sus prácticas van construyendo relaciones sociales que modelan el mundo popular, y se proyectaron videos vinculados a la fecha. Para cerrar hubo merienda y torta de cumpleaños.
Mujer bonita
Es la que lucha conforme al libro presentado durante la celebración, obra que recupera un conjunto de experiencias femeninas en el escenario popular y reflexiona sobre procesos de subjetivación política de las mujeres con compromiso barrial que forman parte de la organización en Berisso.
El punto de partida para el análisis es el de los modos en que estas mujeres configuraron diversos recorridos biográficos y definieron su cotidianeidad a partir de la elaboración subjetiva de su participación territorial en relación con sus múltiples experiencias vitales.
La tesis doctoral de Juliana Díaz Lozano analiza las prácticas y tácticas individuales y colectivas puestas en juego por las participantes para la reproducción de la vida. Como elementos transversales de este análisis realizado entre el 2012 y el 2018, se consideran las dinámicas de usos del tiempo, la gestión de los cuidados y las definiciones en torno a la feminidad y las relaciones de género que se fueron dando estas mujeres a través de su participación territorial, configurando múltiples formas de vivenciar y significar las relaciones desiguales de clase, género, y raza.
El foco de la investigación está puesto en las experiencias biográficas y colectivas cotidianas de las mujeres de sectores populares y en su participación dentro de una organización barrial.
