Los vecinos de las calles 29 y 173 conviven desde hace 9 meses con una verdadera pileta en la esquina. Una obra de ABSA les dejó un pozo inmenso. Operarios al servicio de la empresa rompieron el asfalto, según suponen los vecinos, para hacer un arreglo en el sistema de cloacas. Y así quedó. Una valla advierte a los vecinos de día. Pero por la noche la situación es más compleja, porque no hay luces ni en la obra ni en la calle. Los vecinos elevaron reiterados reclamos sin tener respuestas. Y los accidentes no se hicieron esperar. Es una verdadera odisea poder entrar o salir de las casas sin estar alerta por posibles accidentes. Además, detallan en el barrio, cada lluvia va socavando el agujero, situación que según apuntan podría ocasionar una verdadera tragedia.
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