
El origen del oficio del barbero se remonta a civilizaciones antiguas. En Egipto, hace más de cinco mil años, se consideraba que el pelo y las uñas portaban un poder especial, por lo que sólo personas con ciertas particularidades podÃan encargarse de su cuidado. En la Antigua Roma y en pueblos más cercanos en el tiempo, la figura de las barberÃas como institución ya representaba un espacio al que los hombres acudÃan, además de para afinar sus peinados y barbas, para relajarse, socializar y conversar sobre un amplio rango de temas.
En la Argentina del siglo XX, ese espacio estuvo ocupado por las tradicionales peluquerÃas, que evolucionaron diferente conforme a la variable género: profesionales y establecimientos dedicados a la estética femenina fueron ejes del gran desarrollo de una industria que nunca se detuvo; diferente fue en general el camino que siguió la peluquerÃa de hombres, bastante más conservadora y con muchos pruritos para aceptar nuevas tendencias estéticas.


El nuevo siglo cambió de algún modo aquel paradigma. Las barberÃas -y en consecuencia la figura del barbero- experimentaron un renacimiento y una reconversión, corriendo los lÃmites que muchas veces se imponÃan a la creatividad. Ese es el actual clima de época y no hace falta ir muy lejos para advertirlo. Alcanza con haber mirado con atención el fenómeno que se registró el pasado domingo en el Gimnasio Municipal de Berisso, en donde se celebró la primera edición de la “Expo Barber King Battleâ€, promovida por el barbero berissense Carlos ‘Kiki’ Herrera.
Tarde de gran entusiasmo
Provistos del equipamiento con el que desarrollan su actividad a diario, más de un centenar de inscriptos protagonizaron el particular evento, inédito para el distrito. Hubo barberos de poco más de doce años y otros que transitan los ‘treinta y pico’. Si bien un atractivo poderoso fue el de tratar de acceder a alguno de los premios reservados para los ganadores -máquinas profesionales, patilleras y otras herramientas fundamentales para seguir desarrollando la actividad-, por sobre eso estuvieron las ganas de cada uno de mostrar su capacidad y talento y de seguir aprendiendo en un clima de camaraderÃa.
“Yo venÃa de competir varias veces en otros ámbitos y tenÃa muchas ganas de hacer algo asà en Berisso, para que el nombre de la ciudad suene más fuerteâ€, menciona ‘Kiki’ Herrera respecto de la decisión de organizar el encuentro, agradeciendo la colaboración que encontró en la Municipalidad al presentar la propuesta.

Los casi doscientos inscriptos participaron de la competencia en las categorÃas Fade Amateur, Fast Fade, Freestyle y Total Look. En cada una se premió a tres ganadores, juzgando la ‘limpieza’ y prolijidad de los cortes, asà como impacto visual, técnicas y otros aspectos y en el caso de la categorÃa Total Look, incorporando a la evaluación vestimenta, color, accesorios, actitud del modelo, etc.
Junto a Herrera, integraron el jurado Maurito Barrio Fino, Emi Ruiz, Agus MartÃn, El Domi RD (llegado desde Chaco), Mau López, Pati Barber, Nico Moreno, Eze Moreno, Iván Molina, Juan Flores, Tupac Barbershop, More Barber, Nico Luna y Santiago Yatzky. A los premios estipulados, se sumó el sorteo de un sillón de barbero 0 Km. entre todos los participantes.

La respuesta a la convocatoria, entiende Herrera, está ligada a la gran expansión que el rubro experimentó en los últimos tiempos. “Es un oficio muy extendido en la ciudad. No tengo el dato preciso, pero estoy seguro de que hay más de cien barberÃas entre el centro y todos los barriosâ€, indica para referirse al rebote local de un fenómeno global. “El barbero surge como fusión entre el estilista, el peluquero y las nuevas modas. En la demanda hicieron punta futbolistas, influencers, cantantes, traperos, pero hoy en dÃa la demanda es universal. Es algo que llegó para quedarseâ€, afirma en tal sentido.
Un buen barbero, considera, es el que tiene la capacidad de encontrar equilibrio en sus combinaciones “mezclando por ejemplo lo masculino y lo femenino, lo vintage, lo urbano†y consiguiendo una sÃntesis con identidad de elementos como esos. “Para salir a trabajar se necesitan máquina, tijera y algunos otros elementos, pero lo más importante son las ganas y el amor que le ponés al oficio. Si es solo una cuestión de salida laboral, no es lo mismoâ€, advierte.

Nacido y criado en el barrio de calle Nueva York y desarrollando a sus 32 años la actividad en un local de Montevideo entre 28 y 29, Herrera menciona que los códigos también son fundamentales en el rubro. “Al menos en nuestro equipo procuramos ser buenos compañeros, tratamos de que cada uno tenga su espacio y explote sus capacidades y nos ayudamos entre todosâ€, apunta, reservando el párrafo final a una manifestación de gratitud hacia quien le transmitió el amor por la actividad. “Comencé mi formación en el club El FortÃn, en calle 8, con Liliana Donhal. Ella me enseñó todo y me regaló mi primera máquina. Lamentablemente ya no está, pero esto la hubiera llenado de orgulloâ€, sostiene.
