
Fuimos un par de pliegos abrochados por el lomo; la novedad debajo de la puerta; el oficio sin World Wide Web, sin celulares ni Whatsapp; la fascinación de compartir escaparate con titanes que abrieron camino; un heterogéneo equipo de jóvenes amigos. Fuimos testigos y cronistas de historias que pocos contaron antes; la lectura de los sábados; el espacio que invita a un debate que sigue en el almacén; una inédita puerta a la expresión. Fuimos blanco y negro y color; sobrevivientes que surfearon crisis de las que nunca se sale indemne. Fuimos la apuesta, los sueños, la vigilia, la ‘motito’ y el maletÃn.
Somos noticias y servicios; veterana juventud; el espejo que no deforma, en el que una comunidad puede contemplarse con confianza. Somos papel, pc y smartphone; los adaptados al multiformato; las ganas de seguir contando y el intento de hacerlo como nadie; la nostalgia en su necesario punto. Somos esclavos de la verdad y el apego a hablar con calma cuando todos gritan. Somos el respeto a nuestra profesión y al público al que nos debemos; el reconocimiento del error y el esmero por tratar de evitarlo. Somos la autoestima sin palmada en la espalda; la gambeta al abrazo tramposo del poder; la decisión de no rendir pleitesÃas y la negativa a entregar el barco; la billetera vacÃa y la conciencia en calma. Somos un pequeño medio genuinamente querido.
Seremos quienes seguiremos aquà cuando otros se hayan cansado; una colección de novedades aún no publicadas; la apuesta por la palabra en un mundo de lenguajes rotos; un puente de comunicación a la hora de recuperar el diálogo; la confianza en el futuro que seamos capaces de construir; la oreja atenta, el pulso firme, la mano amiga tendida. Seremos la porfÃa en no arriar la dignidad; la humanidad y el barrio en un mundo deshumanizado y global.
Este sábado cumplimos 44 años. No es poco, en el alboroto del reino de lo efÃmero.