La Comisión Permanente por la Memoria de Berisso adhirió a la conmemoración de los 45 años de La Noche de los Lápices, poniendo de relieve que se trató de “una de las acciones más obscenas de la dictadura cívico militar”.
Se evoca así a estudiantes secundarios que militaban en diferentes agrupaciones y que, tras marchar por la implementación del boleto estudiantil, fueron arrancados de sus casas en un operativo conducido por Ramón Camps y llevados a los centros clandestinos de detención “Arana” y el “Pozo de Banfield”, donde fueron torturados. De los diez detenidos, cuatro -Emilce Moler, Pablo Díaz, Gustavo Calotti y Patricia Miranda- recuperaron la libertad tras permanecer varios años detenidos. Los otros seis -Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racer, Horacio Ungaro- permanecen desaparecidos. Ninguno tenía más de dieciocho años.
“El secuestro y desaparición de estudiantes secundarios intentó ser una medida ejemplificadora de la dictadura, que apuntaba a cortar de plano cualquier cuestionamiento político. Los genocidas creyeron que con esa muestra de crueldad acallarían las voces de rebeldía. Se equivocaron. Hoy siguen resonando aquellos gritos de alegría y de bronca. Las víctimas de la noche de los lápices están presentes en cada escuela, cada marcha y en cada bandera de los centros de estudiantes que reivindican su lucha”, manifestaron a través de un comunicado los referentes de la Comisión.
