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A 35 años del conflicto bélico

La necesidad de ‘re-Malvinizar’

7:48hs
miércoles 5 de abril, 2017


En su acto por el 2 de abril, el CEVECIM planteó que Malvinas no debe ser sólo la causa de los ex-soldados, sino la de todos los argentinos, los 365 días del año.


En el marco del 35° Aniversario de la Guerra de Malvinas, el Centro el Veterano Ex-Combatiente Islas Malvinas (CEVECIM) llevó adelante su tradicional acto conmemorativo del 2 de abril de 1982. El encuentro tuvo lugar el domingo en el mural que recuerda la gesta en Avenida Montevideo y 4 y contó con la presencia del Intendente Jorge Nedela y representantes de distintos espacios políticos e institucionales.

Durante la ceremonia, las autoridades del CEVECIM entonaron junto a los presentes las estrofas del Himno Nacional Argentino dando lugar posteriormente al minuto de silencio para honrar a los caídos en combate y a quienes fallecieron luego de la guerra. En el caso de Berisso, no hubo bajas en las islas, y los fallecidos de post-guerra son cuatro: el civil Juan Ángel Gómez y los ex-conscriptos Ricardo Maldonado, Roberto Cabañes y Argentino Cáceres.

A su turno, el Ejecutivo municipal así como el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de la ciudad hicieron entrega de sendas ofrendas florales.

Para finalizar, el presidente de la CEVECIM, Jorge Di Pietro, hizo lectura del documento elaborado por los integrantes del Centro, en el que se pone en conocimiento de la comunidad su postura respecto de las políticas concernientes a Malvinas.

El que sigue es el texto completo del mensaje:

“Con motivo de conmemorarse el 35º Aniversario de la guerra de Malvinas, nuestro centro, apartidario, conformado por ex-soldados conscriptos combatientes en y por Malvinas y civiles Ley 10.428, rinde este homenaje a los únicos héroes, nuestros compañeros conscriptos caídos en combate en 1982. Y como es un día para reflexionar, debemos asumir la cuestión Malvinas desde la perspectiva de defensa de los derechos humanos. La usurpación británica instaló una fortaleza militar que amenaza a la paz de nuestra región. Malvinas es un campo de entrenamiento de las fuerzas armadas de Gran Bretaña y la OTAN la puerta de entrada para la explotación de recursos naturales de nuestra plataforma continental y del sector antártico argentino.

Un derecho fundamental es el derecho de los pueblos a vivir en paz. Argentina es un pueblo de paz.

Mientras se aumenta el presupuesto militar en la base de Monte Agradable, se realizan ejercicios militares, se monta un aparato de espionaje electrónico hacia la región y aumentan los vuelos ilegales hacia Malvinas, el Poder Ejecutivo Nacional firmó acuerdos con los británicos para mejorar el desarrollo económico de las Islas Malvinas, a cambio de nada.

Otra reflexión que debemos hacer es sobre la contienda bélica en abril de 1982. No fuimos a Malvinas con el ejército de San Martín: fuimos mandados a combatir por la dictadura militar más sangrienta de nuestro país (1976-1983), la que nos envió a una guerra en la cual los conscriptos o colimbas no teníamos que haber participado, más aún sabiendo que en ese momento las FFAA contaban con los profesionales suficientes (oficiales y suboficiales). No teníamos ni el armamento, ni la vestimenta adecuada para enfrentar a los más grandes usurpadores territoriales del mundo que son Gran Bretaña y sus aliados (la OTAN, EE.UU y Chile). Sin embargo pusimos en juego lo más preciado que tiene un ser humano la vida y combatimos con honor. Participamos obligados por un gobierno de facto, con complicidad de grupos civiles, que llenaron la plaza de mayo a favor de la dictadura y de la guerra, estando más que claro que quienes iban a luchar eran los  hijos, hermanos, nietos de otros argentinos que no comulgaban con la dictadura perversa. La intención a través de ese objetivo era continuar en el poder si la guerra se ganaba, quedando bien a las claras que nunca compartimos ni compartiremos los métodos con que actúo ese gobierno. Estaba cerrado el Congreso nacional y suspendida nuestra Ley suprema, la Constitución Nacional (derechos y garantías), siendo el Congreso sólo a través de sus representantes el único poder del Estado que podía decidir realizar una guerra, más aún la de mandar a pelear tropas con civiles en su mayoría de 18 y 19 años de edad.

Esa aventura nos dejó una dolorosa realidad. Cientos de ex-soldados conscriptos muertos. El regreso para nosotros fue muy difícil; nos sentíamos muy mal por no haber podido mantener la soberanía de las islas, teniendo que haberse hecho cargo de esa derrota quienes se hacían llamar profesionales (oficiales y suboficiales).

A raíz de esa aventura que terminó en una derrota, en 1983 se restablece la democracia, la que recibimos muy contentos e ilusionados. Pero ésta se olvidó de nosotros. Entonces comenzó la otra batalla: la del abandono. Nos ocultaron bajo la alfombra, nos trataron de locos de la guerra y es ahí donde la falta de contención e inserción social junto a otros factores que fueron desencadenantes del comienzo de los suicidios, de las muertes a temprana edad, por diferentes patologías derivadas del conflicto bélico, afrontando otra batalla que comenzamos a padecer acá.

Luego de años de luchas propias, en la calle y agrupados en organizaciones como la nuestra, conseguimos las primeras reivindicaciones. Más tarde llega el bastardeo de nuestras leyes incorporando en ellas a los culpables de la derrota, los cuadros (oficiales y suboficiales) parte de la dictadura, cómplices por acción u omisión.

Malvinas no debe ser tomada únicamente como la causa de los ex-soldados conscriptos que combatieron y civiles, sino que debe ser la causa de todos los argentinos, los 365 días del año. No queremos que Malvinas sea visible sólo el 2 de abril sino que sea una política de Estado, todo el año.

Nosotros fuimos y somos los soldados conscriptos del pueblo. Por memoria, verdad, justicia, soberanía, democracia y paz. Por los ex-soldados caídos en la acciones bélicas y por los muertos en la posguerra. ¡Presente! ¡Ahora! ¡Para siempre!”

En diálogo con el Semanario, Di Pietro retomó las ideas expuestas en el escrito y aseguró que existe una campaña de “desmalvinización” por parte del Ejecutivo a nivel nacional. En este sentido, el presidente del Centro observó que en lo que respecta al tema Malvinas existen ‘una temporada alta y otra baja’. El punto máximo de atención es el que se genera el día de los actos conmemorativos, algo que va perdiendo fuerzas a lo largo del año.

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