Por el Padre Gustavo Rubio, actual párroco de María Auxiliadora
Y sí: se pasó un siglo no más y María Auxiliadora, la Parroquia Madre de Berisso, cumple sus primeros 100 añitos. De aquella capillita de chapa y madera construida y atendida por los padres salesianos de La Merced de Ensenada (1911) pasó a ser en 1917 una parroquia, también humilde de madera y chapa, erigida como tal por el Obispo de La Plata Don Nepomuceno Terrero. Ellos fueron testigos y actores de un nacimiento. Nosotros, por gracia de Dios, somos actores y testigos de los 100 años de María Auxiliadora de Berisso. Nos toca celebrar mucho más que una Fiesta Patronal: son 100 años de María nuestro auxilio, patrona y protectora de Berisso y su gente.
¿Quién de nosotros no tiene un bisabuelo o un abuelo o un pariente que no esté anotado en alguno de los libros de los Sacramentos?. O tal vez vos mismo te bautizaste, te casaste y bautizaste a tus hijos en la que por poco más de 40 años fue única parroquia en Berisso. La vida y el corazón de la mayoría de los berissenses están entrañablemente ligados a ‘la Auxiliadora’ y su parroquia. Nuestros mayores en 1917 clamaron por una parroquia. Seguramente habrán sentido un gran gozo cuando la misma fue dedicada a la Santísima Virgen María Auxiliadora, tan querida y amada por San Juan Bosco.
Los mayores nos legaron la fe, el amor al buen Dios, el cariño entrañable a la Virgen María y el amor y el respeto a nuestro Señor Jesucristo y Su Palabra; todo esto los llevó a vivir una vida simple, decente, respetuosa de la familia y la amistad, solidaria y con el amor y el servicio al prójimo como norma y precepto.
¿Cómo hemos recibido este legado? ¿Lo vivimos o intentamos por lo menos vivirlo a contramano de este mundo loco que nos ha tocado…? Tal vez, porque no, estas Patronales y los 100 años sean una gran bendición y un buen llamado a vivir cristianamente la vida que Dios nos ha regalado.
Por último quiero contar algo que sucede por las noches junto a los muros del templo parroquial. Pueden creerme o no. La casa parroquial tiene una terraza que da a un lateral del templo. Por las noches me gusta salir a la terraza antes de irme a dormir. Y del muro del templo sale como un murmullo leve pero intenso: son las plegarias que a lo largo de 100 años han sido dichas a la Virgen madre nuestra. Alegrías, tristezas, desesperaciones, acciones de gracia y mil etcéteras que hacen a las plegarias de los hombres. La Virgen escucha la música de las plegarias que ya fueron y atiende con amor solícito las plegarias presentes. ¿Habrá alguna plegaria tuya en el ramo de plegarias que brotan de la vieja pared del templo?