“Mi hija se iba a llamar Sofía. Entró y me disparó en la panza. Era una zona liberada para los delincuentes”. Esas fueron algunas de las frases que utilizó Mery Vidal Borda cuando contó frente al tribunal el robo que se llevó también la vida de su bebé en gestación.
Pasaron 5 años del terrible episodio que conmocionó al país y cambió la vida de la familia de Mery Vidal Borda. En los últimos días, frente al tribunal, la joven de 35 años revivió lo que pasó aquel 5 de agosto de 2013. Cursaba su sexto mes de embarazo y, como cada día, trabajaba en la verdulería que se encuentra sobre calle 18, a escasos metros de Avenida Montevideo. Estaba atrás del mostrador. Su esposo y compañero de trabajo, Wilder Álvarez Gutiérrez, entraba y salía del negocio, ocupado en las tareas propias de la actividad.
Una persona vestida de oscuro y encapuchada entró gritando ‘dame la plata’. Minutos después se escuchó un disparo. La bala había impactado en la panza de la comerciante. La llevaron al hospital pero a pesar del intento desesperado de los médicos, la bebé en gestación murió. “Vi a mi esposa caer de a poco herida de bala donde tenía el bebé”, explicó Wilder.
Será el Tribunal Oral Nº4 el encargado de decidir sobre el destino de los dos acusados que tiene la causa, caratulada como ‘robo agravado por el uso de arma apta para el disparo en concurso real con homicidio calificado en grado de tentativa en concurso ideal con homicidio calificado’.
Durante la primera semana de declaración de testigos, los jueces Emir Caputo Tártara, Hernán Decastelli y Claudia Marengo reconstruyeron lo que ocurrió a partir de lo narrado por Mery y Wilder, un cliente que se encontraba en el local y familiares y allegados a los imputados.
Nahuel Jesús Caliva tiene 25 años y es sindicado como el autor del disparo tanto por Mery como por su esposo Wilder. Eduardo Fabián Monzón tiene 29 años y, según indican algunos testigos, era quien esperaba frente al comercio en una motocicleta.
Un allegado a la familia Caliva brindó su testimonio durante el segundo día del juicio. Explicó que conocía a la familia porque se acercaban a su casa donde recibían algo de comer. Ese día recibió un mensaje. “Amigo me tenés que hacer la segunda. Fui a robar y me mandé una cagada”, decía. Horas después se encontraron y Caliva confesó lo que había pasado. Según el relato ‘no le quería pegar, pero le disparó’. Contó además que el arma era de Monzón y que la había dejado en su casa para que sus hermanos la hagan desaparecer. La moto en la que huyeron, explicó, fue vendida la misma noche del robo.
El juicio continuará con nuevas declaraciones y la reunión de pruebas contra Monzón, quien tiene una causa previa por tentativa de homicidio contra su ex-pareja. Se espera que en aproximadamente 10 días se den a conocer los alegatos y, de no mediar inconvenientes, en 20 se conozca la sentencia.
