CULTURA

Dedos de mimbre

12:25hs
sábado 6 de abril, 2019


Carlos Gorard fue distinguido por la Cámara de Senadores de la Provincia por su actividad como artesano. Hace 59 años trabaja el mimbre.


Como cada fin de semana, Carlos y su hijo, de nombre homónimo llegan a la feria de Parque Saavedra. Desde hace 17 años, en la esquina de 12 y 67 cuelgan los cestos, canastos, bandejas y sillones confeccionados con mimbre.

Carlos comenzó con su actividad artesanal hace casi 6 décadas, como herencia de su padre quien llegó de un pueblo de Austria, donde había una granja familiar. Para llevar la producción al sótano, se valía un cesto. Llegado a nuestro país, aunque menor, continuó trabajando. Se casó con una hija productores de la tierra y según define “fue esa genética” la que definió su inclinación por el mimbre.

Define que sus manos, producto del trabajo como artesano, se volvieron endebles y menos precisas. Sin embargo, sus tramados de mimbre, aseguran lo contrario. Afirma que lo meticuloso de su trabajo, también es herencia. “Mi padre me enseñó que hay que darle prioridad a la calidad antes que a la calidad”, dice y sostiene que es lo que se encarga de transmitir a su hijo para que continúe con una actividad que pocos llevan adelante y de manera espaciada.

Carlos cultiva la materia prima en un predio en Los Talas. El proceso continúa en su taller del barrio de Villa San Carlos. “Actualmente, existen muy pocos países dedicados al cultivo del mimbre y a la fabricación de cestos y muebles de esta fibra”, se lee en un informe del Centro de Investigación y Desarrollo en Diseño Industrial, el que detalla que, entre los que sí, figuran los ubicados en algunas regiones de Asia; Francia, España y Finlandia en Europa; y en América, Chile y Argentina.

El documento sostiene además que dentro de nuestro país el 98% de la producción se concentra en la Región del Delta y otras regiones en el Sur de la provincia de Buenos Aires, como la costa de Berisso, donde se produce mimbre a menor escala.

Carlos espera los meses de mayo y junio para limpiar la plantación, provisto de guadaña y machete. Se calza las botas y en canoa recoge la cosecha. Un rancho lo resguarda en caso de lluvias. Así comienza el proceso de clasificar por altura, a la espera de la llegada de la primavera, donde se podrá procesar la materia prima.

El 19 de marzo se conmemoró el “Día del Artesano”. En este marco Carlos fue reconocido por la Cámara de Senadores provincial. Sencillo y modesto, asegura que a pesar de sus 59 años reconoce que aún necesita aprender. Por eso busca materia prima de calidad y perfeccionar la técnica de un material que se trabaja mojado. A veces debe esperar la tardecita o la madrugada. Confiesa que tiene las manos cansadas y atesora varias piezas de un trabajo que dejó de ser negocio. Entiende que un cambio en las políticas hacia el sector podría impulsar la actividad. Confiesa que reposa en su hijo para que continúe con la herencia familiar. Habla pausado y seguro. No duda en que conozcan su taller y en que alguien se inquiete con seguir con el trenzado que dejaron sus dedos de mimbre.






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