Las piezas tendrían una antigüedad de 10 a 50 mil años y ahora son estudiadas por investigadores del Museo.
Jamás hubieran pensando dar con el ejemplar. El hallazgo sorprendió a los trabajadores de un local que vende tierra en la calle 17 y 159. Mientras desarrollaban sus actividades habituales, les llamaron la atención las características que presentaba, en una montaña de tierra, una de las piedras. Más por intuición que por conocimiento y dada la morfología se preguntaron si no se trataría de un hueso.
Cuando se acercaron a una segunda piedra vieron que había dientes. Los lavaron y quedó al descubierto una mandíbula. “Esto es de un dinosaurio”, bromearon. Walter Plodzien y otro compañero se pusieron a improvisar su rol de arqueólogos para buscar más piezas.
Para que sean analizados por profesionales, Walter intentó comunicarse con personal del Museo de Ciencias Naturales, pero no logró comunicarse con el área competente. Finalmente logró comunicarse y aunque no era el área transmitió su inquietud y acercó el hueso perteneciente a la paleta del animal. En el Museo la envolvieron y se la llevaron a una oficina. “Puede ser un mastodonte o un megaterio”, explicaron sin más análisis que el de la mirada. Por la tarde llegó la confirmación del paleontólogo: se trataba de un mastodonte.
La tierra había llegado desde una cantera de la ciudad de La Plata, sitio cuya ubicación no fue revelada al Museo para evitar algún tipo de sanción, pero se intuye por el color que podría tratarse de un antiguo pantano. Las piezas que se recuperaron de manera parcial podrían tener entre 10 y 50 mil años. Ahora, Walter espera los resultados específicos que pueda dar el Museo. No es la primera vez que les ocurre, sí la primera vez que analizan los tesoros que les trae la tierra. Según adelantaron, los restos serán resguardados y estudiados, pero no se exhibirán al público.
Según especificaron, se trata de un cuvieronius humboldti. La descripción lo define como un mastodonte relativamente pequeño, que no sobrepasaba los 2,5 metros de altura. Se caracterizaba porque sus colmillos tenían una leve torsión elicoidal y poseía una pequeña banda de esmalte en todo su largo.
