El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se conmemora anualmente cada 25 de noviembre. El objetivo es denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres, buscando a su vez la implementación de políticas para su erradicación.
La convocatoria nació de la mano del movimiento feminista latinoamericano, que en 1981 lanzó la iniciativa recordando la fecha en la que fueron asesinadas en 1960 las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal en República Dominicana.
En 1999 la reivindicación fue asumida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 54/134 invitando a gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales a convocar y generar actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública sobre el problema de la violencia contra las mujeres.
Según define las Naciones Unidas, “la violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas”.
La organización define que la violencia se manifiesta de forma física, sexual y psicológica e incluye:
La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993 define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
Los efectos psicológicos adversos de la violencia contra las mujeres y niñas, al igual que las consecuencias negativas para su salud sexual y reproductiva, afectan a las mujeres en toda etapa de sus vidas. Por ejemplo, las desventajas tempranas en materia de educación no solo constituyen el obstáculo principal para alcanzar la escolarización universal y hace cumplir el derecho a la educación de las niñas, luego también le restringe el acceso a la educación superior a la mujer y limita sus oportunidades de empleo.
Aunque todas las mujeres, en todas partes del mundo, pueden sufrir violencia de género, algunas mujeres y niñas son particularmente vulnerables, ejemplo de ellas son las niñas y las mujeres más mayores, las mujeres que se identifican como lesbianas, bisexuales, transgénero o intersex, las migrantes y refugiadas, las de pueblos indígenas o minorías étnicas, o mujeres y niñas que viven con el VIH y discapacidades, y aquellas en crisis humanitarias.
Datos que alarman
Una de cada tres mujeres sufrió violencia física o sexual, principalmente por parte de un compañero sentimental. Sólo el 52% de las mujeres casadas o que viven en pareja decide libremente sobre las relaciones sexuales, el uso de anticonceptivos y su salud mental. Casi 750 millones de mujeres y niñas se casaron antes de cumplir 18 años. Al menos 200 millones de ellas fueron sometidas a la mutilación genital femenina. Una de cada dos mujeres asesinadas en 2017 fue en manos de su compañero sentimental o algún miembro de su familia (en el caso de los hombres, estas circunstancias se dieron en uno de cada veinte casos). El 71% de las víctimas de trata en el mundo son mujeres y niñas. Tres de cada cuatro son parte de las redes de explotación sexual.
En el ámbito local
La Mesa Local de Prevención y Asistencia a la Violencia Familiar y de Género se conformó con el objetivo de fortalecer el trabajo en red entre las diversas instituciones para el abordaje de la violencia de género. A la vez busca fomentar, difundir y naturalizar una mirada con perspectiva de género. Sus funciones son las de realizar tareas preventivas, así como brindar acompañamiento a mujeres que estén transitando por una situación de violencia, a través de dispositivos de contención psicofísica y asesoramiento legal gratuito.
La mesa confecciona informes estadísticos mes a mes. El de septiembre muestra que se trabajó con 12 denuncias (11 de ellas de mujeres). En más del 90% de los casos la agresión estuvo a manos de una pareja o ex-pareja. El tipo de violencia que se ejerció fue física en 9 casos, psicológica en 11, sexual en 3, económica y patrimonial en 5, simbólica en 3, laboral en 1 e institucional en 1.
