CULTURA

Sesiones neoyorquinas para ‘cantarle a Gardel’

10:08hs
domingo 19 de julio, 2020


Noelia Sinkunas suma su segunda nominación en los premios Carlos Gardel, esta vez en la categoría Mejor Álbum de Jazz, por su trabajo “New York Sessions”.


Foto: Luciana Demichelis
Foto: Luciana Demichelis

Cuando llegó la invitación, cuenta Noelia, no tenía qué grabar. Entonces se volcó a la improvisación; esa que marcaba sus conciertos como solista. Estaba de gira por Nueva York. Llegó al estudio Pencil Music Factory y pensó en fluir. Se sentó al piano y sonó “Baby, One more time” de Britney Spears, un clásico pop que ya venía tocando en sus presentaciones como solista. Si bien el concepto de jazz atravesó su formación, nunca pensó dedicarse exclusivamente a ese estilo. Tampoco lo asoció con la ciudad que visitaba. Se centró en la improvisación como disparador. Era una situación que invitaba a grabar como se estila en el género: en la primera toma. Como en el tango.

“Se maneja el tempo. Hay una cuestión del momento en sí mismo”, explica y define que se siente cómoda con esa dinámica porque está impregnada del tiempo real de la obra; como en las antiguas orquestas de cumbia, cuando se tocaba en vivo y la gente bailaba.

“Fue como tomarme una foto en ese estudio de Brooklyn”, menciona. Es que “New York Sessions” reúne temas que la interpelaron cuando se sentó al piano, después de charlas con Fran López, el técnico de la sala. Pensaron en qué bandas escuchaban cuándo eran adolescentes, con cuáles se sintieron identificados. Y esas palabras, de alguna manera, marcaron la elección.

El disco incluye por ejemplo Smoker man (El Fumanchero / Damas Gratis), MMLYQTP Part 1 (Prelude), MMLYQTP Part 2 (Fugue), Tango Italian pasta man (El Tano Pastita / Pibes Chorros)  Nena, una vez más! (Baby, One more time / Britney Spears), Empty nights (Noches vacias / Gilda).

“Nunca fue pensado así. No dije voy a tocar jazz. Y ese mundo de la adolescencia también tiene mucha cercanía con la música clásica que es un punto fuerte en mi formación”, describe.

En este proceso intuitivo e improvisado ‘nada podía salir mal’ explica Noelia. Y cuando Fran le envío el audio, lo comprobó. “Me pareció que estaba buenísimo. Ahí empecé la post-producción. Empecé a entender qué había tocado. Es una locura lo que viví. Mi cabeza explotó en muchos sentidos”, indica.

Si bien había tenido otras experiencias en el país, este viaje la encontró particularmente movilizada en muchos sentidos. Uno vinculado al acceso a la música como un capital cultural. “Eso de creer que la música le corresponde a alguien… Yo creo que no es así. Eso rondaba mi cabeza cuando estaba allá. Creo que todos deberíamos tener acceso al jazz, al tango, a la cumbia. Compartir todo. Y todo debe ser parte de nuestra educación”, argumenta la joven música, formada en la Escuela de Arte de Berisso y en la UNLP.

Esa hibridación de formas es parte del recorrido y la exploración musical, lo que apunta a “ser”, más allá de las etiquetas y las casillas donde constantemente se pone a los artistas.

Capital familiar

Sinkunas viene de familia de músicos. En la casa sonaba mucho el tango y el folklore y había ensayos y cantantes todo el tiempo. Los fines de semana había guitarreada obligada en lo del abuelo. Su primer acercamiento, define, fue desde ese lugar, intuitivo. A los 9 años comenzó su educación formal en la Escuela de Arte, donde se enamoró de la música clásica, mientras que en su etapa de Bellas Artes inició el vínculo con la música contemporánea.

Otras vertientes poderosas fueron la familia y los amigos, a través de recitales, fiestas, cumpleaños, eventos. “Se trata de la música que me atravesó; la música más académica decantó en que sea abierta a todas las expresiones. Podría haber sido sólo el tango o el folklore, pero me siento reconocida por muchas variantes. Y la sigo construyendo. Estoy abierta a que la música fluya”, asume.

A diferencia de un primer disco que tardó años en grabar, este material nació de lo inesperado, de una foto que retrata ‘una forma de tocar y de pensar’. “Es una locura estar nominada en el rubro Jazz, entre 8 seleccionados”, observa.

El reconocimiento es, sin dudas, producto de un trabajo que sostiene desde los 17 años con recitales, clases y ensayos. El camino se unió a una identificación con el feminismo, que la empujó a decir ‘acá estoy’ y ‘ésta (la del piano) es mi voz’.

La nominación también tiene que ver con eso: con mostrarse, representando también a otras mujeres o disidencias que “no tienen el acceso, no se animan… o tienen algo que les dice no, pero sí”.

La gran ‘cadena de eventos’ que le permiten vivir este momento de satisfacción  también es un gran factor de alegría para familiares, amigos, profesores y vecinos, que no dejan de enviar mensajes de ánimo y aliento a la nominada.

“Todo tiene una maduración. Siempre fantaseaba con tener un proyecto propio, sola. En algún momento iba a caer. Va tomando color. Tiene que ver también con el feminismo, posicionarse, mostrarse, ir para adelante. No es fácil. Yo soy muy de la banda. Me daba temor esto de mostrar mi propia música, con el instrumento que fuera. Fue un trabajo de a poquito y cada vez me siento más fuerte. ¿Qué quiero decir con la música? Cada día estoy más segura que comunicamos un montón a través de la música. Es una lenguaje universal”, sostiene.

La entrega de los premios está programada para agosto. Allí, Sinkunas integrará la lista de los destacados músicos nominados en la categoría “Mejor Álbum de Jazz”: Pipi Piazzolla Trío (Rata); Fernández 4 (Retrovértigo); Trío Oriental (Trío Oriental); Adrián Iaies, Diana Arias & Facundo Guevara (Madera, cuero y unas campanas); Valentino jazz bazar (Essence of Wes Montgomery); Yamile Burich (Alegría) y Manuel Fraga Trío (The Big Band Theory).






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