“Me conmovió”, definió el Dr. Ángel Rivero el domingo, al volver a pisar el comedor de calle Nueva York con el que colabora, después de reponerse del covid. Allí lo esperaban aplausos y mensajes de aliento.
Rivero nació en Pasaje Wilde #36 y cursó la primaria en la Escuela Nº 9. Años después, ya recibido, volvió de la mano de Víctor Herrera y ‘Beto el tucumano’ para realizar controles a los vecinos que retiran su vianda en la sede del Club Zona Nacional.
Esta actividad tuvo un paréntesis obligado cuando le diagnosticaron covid el 4 de septiembre. Comenzó con sintomatología brusca, fiebre y dolor de cuerpo. El hisopado dio positivo un día después. El aislamiento duró 20 días, 11 de los cuales fueron de fiebre persistente. Cuando volvió a la consulta, la placa arrojó una neumonía bilateral. Comenzó el tratamiento con antibióticos y corticoides. A partir de entonces, el cuadro fue mejorando.
Rivero decidió transitar la enfermedad en su casa a pesar de la opinión de colegas que recomendaron la internación. Si bien el virus se presentó en forma moderada ‘es una enfermedad muy lacerante’ explicó el profesional de la Clínica Mosconi porque son dolores y registros de fiebre ‘que uno nunca tuvo’.
“La sintomatología se va mezclando y va potenciando la gravedad del cuadro. No te podés levantar de la cama porque te duele todo el cuerpo. Se suma a eso la parte anímica, porque uno está pendiente de lo que va a suceder, de cómo va a terminar el cuadro” describió el profesional, consciente además del riesgo de muerte que genera “angustia, impotencia y miedo” persistentes más allá del alta.
La angustia se revive cada vez que algún compañero se contagia o pierde la vida por el virus. “Un compañero nuestro falleció y otros quedaron con secuelas y se están recuperando afortunadamente. Fue un impacto muy grande, un golpe muy fuerte. Hoy de a poco nos estamos reponiendo con la ayuda de todos y la reincorporación de la gente que estuvo afectada”, observó.
Finalmente, pidió transformar en hábito las medidas preventivas como el lavado de manos, la distancia social, el uso de tapabocas y alcohol en gel. “Debe ser parte de nuestra vida desde ahora y hasta no sabemos cuándo. Yo veo gente que está al margen de la situación de pandemia, aglomeración de gente y eso asusta y entristece. Porque uno que la transitó sabe a lo que se está exponiendo esa gente y a lo que expone además a otras personas”, reflexionó.
