Ayer, en la víspera de un día especial para los ex-combatientes de Malvinas, el CEVECIM transmitió con pesar la noticia de la muerte del veterano Jorge Almirón.
Nacido en septiembre de 1959, el integrante del Centro berissense de ex-soldados vivió durante su niñez y juventud en El Carmen, en donde pasó por la Escuela 14. Su vocación por la mecánica lo acercó, antes de ser convocado para ir a la guerra pese a ser el único sostén de su mamá viuda, a trabajar en la Fiat y en un taller particular que montó junto a un amigo. Al regreso de Malvinas y tras reencontrarse con su mamá, retomó su actividad como mecánico, trabajando en una concesionaria platense, en la Policía y en un taller que abrió en 122 y 78.
De joven fue aficionado al boxeo e incluso llegó a subirse al ring para participar de varias peleas. De grande y ya jubilado, inculcó el sentimiento malvinero a sus dos hijos y hasta sus últimos días disfrutaba enormemente de su primer nietito cuya llegada, según le gustaba decir, le había cambiado la vida.
Respecto de Malvinas, a veces prefería no entrar en discusiones estériles. “Hay gente que pregunta para qué queremos ese pedazo de tierra. Por eso a veces prefiero no hablar; por ahí te salen con una gilada como esa y le tenés que responder”, decía pocos meses antes de su partida, saludada con respeto por familiares y amigos, así como por sus compañeros en las Islas y en la posguerra.