Más allá de las habituales postales que dejan estas ceremonias, el acto de promesa de lealtad a la Bandera de estudiantes de cuarto año del distrito tuvo en esta oportunidad un condimento inesperado, que rápidamente escaló en redes y en medios regionales y nacionales, agregando un nuevo capítulo a una polémica que se reaviva esporádicamente, dividiendo aguas.
El tenso momento se vivió en sede del club Almafuerte el martes a la mañana, cuando al pronunciar su mensaje, la Jefa Distrital de Educación Pública, Susana Aguirre Ponce, apeló al denominado ‘lenguaje inclusivo’. Las primeras ‘E’ al final de los sustantivos generaron cierto murmullo entre buena parte de los padres que participaban del acto. Al oírse la fórmula empleada para tomar la promesa, las manifestaciones de desaprobación ya se formulaban a viva voz. “¡Hablá bien!”, llegó a escucharse de varios participantes del acto.
Si bien efectuada la promesa los aplausos a los estudiantes acallaron por un momento la polémica, el análisis del hecho, así como las opiniones agrietadas, ocuparon aire y pantalla a diestra y siniestra varias horas después.
Si bien está claro que la sociedad parece bastante lejos de consensuar la incorporación de los cambios en el lenguaje que se proponen desde algunos sectores, no es habitual que las diferencias queden tan expuestas en actos como el que se desarrolló este martes en Berisso.
Sería largo enunciar y analizar los múltiples factores que se filtran en la polémica. Sobresale el político. En ese campo, no puede omitirse el revuelo que generó por ejemplo la decisión del gobierno porteño de suprimir en las aulas la utilización del ‘inclusivo’, ni las apreciaciones del gobernador Kicillof justamente horas después del episodio del club Almafuerte.
En un acto que encabezó en las últimas horas, el mandatario instó a los estudiantes a que ‘se rebelen’ para poder expresar ‘lo que cada uno siente’. “Rebelarse, hacer lo que uno piensa que esta bueno para los demás, significa no hacer caso, pero no de capricho, sino pensando en los otros. Acá en la provincia es hablar como uno o una quiere. No decir palabrotas ni guarangadas, pero sí expresar lo que uno siente”, definió el gobernador, considerando que “no van a ser desde España quienes nos van a explicar las palabras que usamos”.
Con mayúsculas o minúsculas, análisis sofisticados, reflexiones pobres, imposiciones, imposturas e incluso escenarios de posibles acuerdos, la historia seguirá escribiéndose, quién sabe en qué lenguaje a futuro.
