CULTURA

Luz de luna de los Balcanes en el escenario del Victoria

10:51hs
domingo 25 de septiembre, 2022


Llega a la sala berissense “Mesecina”, obra inspirada en el pueblo gitano con un elenco formado en diversos lenguajes artísticos.


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El viernes 30 a las 20:30 se ofrecerá en la sala del Cine Teatro Victoria una función de “Mesecina” (Luz de Luna), obra de la compañía itinerante Ekléctika, con idea y dirección general de Lorena Enrique, dirección musical de Eduardo Shadrawy y actuaciones de un prestigioso elenco de artistas provenientes de diversos lenguajes artísticos (danza, música, canto, actuación, performance y magia).

Estrenada en el circuito porteño de calle Corrientes en julio e inspirada en el pueblo gitano, la obra está inspirada en el momento en que ‘llega la noche y los cuentos emanan luz’.

La historia comienza en otoño, cuando el suelo se viste de ocre, los árboles pierden sus hojas y se hacen presentes recuerdos de tiempos más cálidos. Experimentando el ocaso, Bastián (Eduardo Shadrawy) relata a su nieta Ivana (Justina Caminos) cómo conoció a Rada (Lorena Enrique), la abuela.

“Mesecina” es la última pieza musical de la célebre película Underground (Emir Kusturica,1995). Con letra de Emir Kusturica y música de Goran Bregovic, está inspirada en la canción gitana Djeli Mara, del artista Saban Bajramovic. En ambas piezas se relata la crudeza de la violencia bélica y el sufrimiento ocasionado por la guerra.

Lorena Enrique elige el contexto de la guerra de los Balcanes y del pueblo romaní, cultura que lleva investigando desde hace casi veinte años. Junto con su compañía crean una obra que mantiene viva la memoria del patrimonio inmaterial de esa comunidad contando, para ello, con el apoyo de la colectividad gitana de Argentina. Elige como puesta en escena el valor de la poesía, la magia, pero sobre todo el de la danza y la música.

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Eduardo Shadrawy, director musical, en acordeón y MusicArteatro en violín interpretan en vivo gran parte de la musicalización. El escenario es la dimensión expresiva del movimiento, las danzas romaníes europeas articulan el relato bajo la temporalidad de las estaciones del año.

En otoño, Bastián recuerda el frío del invierno ruso, el campo de refugiados donde los distintos pueblos gitanos se mantienen unidos ante las inclemencias del clima y la guerra. Con la llegada de la primavera, la festividad romaní, el ritual de Ederlezi, hace florecer el amor y la hermandad que se contraponen, cara a cara, con las consecuencias bélicas de los Balcanes.

La guerra hace estragos en Bastián, hasta que la calidez del verano llega, primero lo quema para luego iluminarlo. Produce el reencuentro con su amada Rada.

Cada cuadro retrata un momento, un espacio en la historia. El espectador puede adentrarse en otro universo, cautivado por la música y las danzas romaníes de Rumania, Macedonia y Rusia, interpretadas por las bailarinas María Cecilia Parada (quien también estuvo a cargo de la curaduría, el guion y la gestión cultural), Gabriela Camacho, Mariana Paredes, Najla Saifar, Belén Pontzella, Mariángeles Ríos y Celeste Miraglia, en conjunto con la interpretación poética y dirección actoral de Juan Manuel Reviglio (quien también colaboró con la curaduría). Gabriel ‘el mago’ con sus encantamientos aporta color al relato, lo carga de cierta aura mística, la de los cuentos, donde todo es posible.

Un idioma conocido

“¿Cuántas veces hemos escuchado en esas mesas familiares la historia de nuestros abuelos inmigrantes, una historia que sólo habita en las palabras, en esos recuerdos que van pasando de generación en generación?”, se preguntan integrantes del elenco a días de brindar la función en Berisso.

En la Capital Provincial del Inmigrante, seguramente más que en cualquier otro punto de la región, este tipo de vivencias permanecen completamente a flor de piel. La obra, en ese sentido, habla para los berissenses en un idioma conocido.

“La tradición oral tiene como finalidad mantener vivas identidad y memoria, en conexión con una historia colectiva, la de una comunidad que no habita en los libros y que sólo en esos relatos puede hacerse visible”, argumentan miembros del staff de “Mesecina”, consignando que en una sociedad ‘sistematizada y pendiente de las etiquetas, de las diferencias, de las categorizaciones’, la obra aporta ciertas ‘costuras’ que puede mostrar el arte.

“Nadie sabe qué es lo que brilla” dice en el final la letra de la canción, aludiendo al particular retrato de una comunidad que se percibe en toda su dimensión sólo si se contempla con el alma.






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