Las Representantes Culturales de las colectividades se presentan en un ciclo producido por Berisso TV.
El sábado 8 de octubre se elige a la Embajadora de la 45ª Fiesta Provincial del Inmigrante. Este sábado, a través de una producción de Berisso TV, conocemos a Ludmila Klena Gabalec, Representante Cultural de la Colectividad Eslovaca.
Nación antigua, Estado moderno
El desarrollo de la cultura eslovaca sigue patrones similares al de otras naciones de Europa Central, más allá de los rasgos específicos que se desprenden de sus particularidades geográficas e históricas.
La zona en la que se asienta el país recibió poderosas influencias de Bizancio (durante el comienzo de la historia nacional eslovaca), más tarde de Roma y luego de Alemania, a partir del siglo X. No obstante, fue la influencia occidental la que finalmente ejerció mayor peso, teniendo en cuenta que el latín fue idioma oficial del estado feudal y que el arte nacional exhibe obras que respetan cronológicamente la sucesión de los estilos romano, gótico, renacentista, barroco y clásico.
El ‘ser nacional’ se forjó en este caso en una interacción intensa con otras culturas nacionales entre las que se destacan la alemana, la húngara y la checa. En el plano de lo político, es preciso consignar que hasta el 1º de enero de 1993, la nación formó parte de la antigua Checoslovaquia y que es esa fecha la de la creación formal de Eslovaquia y la República Checa como Estados independientes.
Se cree que los primeros eslovacos arribados a Berisso llegaron en 1923. A la presunción se le enfrenta una certeza: en 1928 fue fundado el Slovansky Kulturny Spolok Stefanik, espacio de encuentro de los inmigrantes de esa nacionalidad. La sede social de la institución fue el domicilio de su primer presidente, Arpat Oravsky, ubicado en las calles Nueva York y Concordia.
Tras su fallecimiento en 1933, se iniciarían gestiones para la edificación de una sede social propia, obra que en una primera etapa se ejecutaría en 1934. Desde el comienzo, se hizo fuerte hincapié en la enseñanza del idioma: los chicos podían aprender la lengua materna mientras sus padres trabajaban en el frigorífico. Junto a dicha actividad, fueron moneda corriente muchas otras, como el montaje de obras de teatro o la organización de festivales de baile y de actos en conmemoración de efemérides argentinas y checoslovacas. Es también digna de mención la construcción de una cancha de bolos que a partir de 1935 fue disparador de destacados éxitos de la colectividad en la disciplina.
En el año 1948, debido a una crisis sociopolítica, la institución pierde su Potestad. No obstante, luego de un trabajo arduo, el 8 de diciembre de 1956 se consigue la refundación con el nombre de “Club Eslovaco Argentino, Social, Cultural y Deportivo” y sede en calle Industria 4599.
En el año 1977 se produce la fusión con el Checoslovenski Domov, a partir de un acuerdo que además hizo posible la ampliación del antiguo Club, mediante la construcción del salón de actos denominado “El Inmigrante”, que se inauguraría en julio de 1981.
En 1978, la institución fue socia fundadora de la Asociación de Entidades Extranjeras, cuyo nacimiento representó -como para otras colectividades- un fuerte impulso que reavivó un sentimiento aletargado, invitando a desempolvar viejos trajes típicos y a confeccionar nuevos. Además de participar de las sucesivas ediciones de la Fiesta Provincial del Inmigrante, la colectividad trabajó para afianzar el conjunto de baile Krivan, cuyo nombre (“Torcido” en la traducción) es el del pico más alto del cordón Altos Tatras. En 1986, algunos de sus representantes tendrían la oportunidad de participar en EEUU del Tercer Congreso Mundial de la Juventud Eslovaca.
Los cañones de las carabelas
Existen versiones que indican que las primeras huellas del contacto de Eslovaquia con América Latina se remontan a tiempos de Cristóbal Colón. Según se dice, los cañones que llevaban sus carabelas estaban fabricados con materias primas (cobre, hierro) exportadas a España desde las minas ubicadas en el territorio de Eslovaquia Central.
