El Celeste de Berisso no le encontró la vuelta al cerrojo impuesto por el CADU. El empate en cero permitió a los de Zárate ascender a la segunda categoría del fútbol argentino.
Villa San Carlos debía sacar ventaja de un tanto para que el ascenso a la Primera Nacional se definiera por tiros desde el punto penal. Buscó por abajo y un poco menos por arriba; por derecha y por izquierda; con calma y con apremio cuando el tiempo se desvanecía. Y aún cuando entregó el corazón, porque parecía no alcanzar con fútbol, esta vez no se le dio.
El Celeste de Berisso quedó a un pequeño paso del anhelado ascenso, que fue para Defensores Unidos, quien instrumentó un efectivo cerrojo para conservar la ventaja que había obtenido al imponerse por 2 a 1 una semana antes en Zárate.
Capítulo aparte (aunque no tan aparte teniendo en cuenta el modo en que el equipo lo correspondió en cancha), el amor de una ciudad que colmó con entusiasmo las instalaciones habilitadas del Carmelo Zerillo, en el Bosque platense.
Las expectativas suscitadas por el equipo de Miguel Ángel Restelli quedaron a la vista en las jornadas previas al domingo de la finalísima, en el incesante desfile para la compra de entradas. Apostados en la cabecera y la platea Basile, fieles y ocasionales seguidores del ‘Cele’ hicieron lo suyo: disfrutaron de la previa en familia y entre amigos; transitaron la tarde con los nervios de punta; alentaron con energía; fueron buenos anfitriones de un rival con idénticos anhelos y similar sentido de pertenencia respecto de su pueblo, y ofrecieron un cerrado aplauso final a su equipo, que aún cuando levantó los brazos con algo de amargura, sin dudas sintió en ese minuto de reconocimiento el amor de su gente.
No fue esta vez; será pronto.
Faltó el moño
Una semana antes, el trámite del partido en Zárate había sido parejo, con un ‘villero’ que quizás mereció más, exhibiendo su apego al buen trato de pelota que lo caracterizó a lo largo de la temporada.
Exigido por la necesidad de emparejar el tanteador, en cancha de Gimnasia los once de Restelli salieron dispuestos a ser protagonistas.
En el primer tramo del partido, que en cada intervención y amparado en la vista gorda de Beligoy supo enfriar al extremo el guardavallas visitante Federico Henricot, llegó la primera chance en los pies de Lucas Licht, quien remató desviado desde fuera del área.
Abiertos en las puntas, Lugones y un Saborido que fue figura andamiaban las excursiones ofensivas, mientras Samaniego, siempre picante, intentaba el enganche virtuoso para tratar de resolver en el metro final. Pasaban los minutos y el premio a la búsqueda no llegaba. También quedaba claro que el CADU no tenía en sus planes moverse un centímetro de su repliegue.
El inicio de la segunda etapa se vio demorado por el tiempo que se tomó la visita en retornar al campo, razón por la que debió retirarse expulsado el DT Santiago Davio.
Con la pelota nuevamente en movimiento, los de Berisso siguieron apelando a todas sus armas, en una tarde a la que la faltaba la chispa final de inspiración. Con los nervios in-crescendo por la búsqueda sin premio, gradualmente comenzó la lógica búsqueda a través de pelotazos largos.
Un llamado de alerta llegó a los 28 minutos, cuando el ‘Popi’ Benítez tapó magistralmente un disparo de Priori que probablemente hubiera decretado un final anticipado. No entró y la Villa fue y fue, en el final ya con bochazos al área, rogando que el milagro llegara, como en alguna otra ocasión de definiciones tardías.
El árbitro, cuestionado en el campo y las tribunas por no sancionar lo que en al menos dos jugadas pudo interpretarse como penal, dispuso que se jueguen unos siete minutos de tiempo recuperado.
Tiempo fuera, el festejo fue para los jugadores de la visita, que se fundieron en un abrazo a pocos metros del sector en donde seguían el partido familiares y allegados, opuesto a la cabecera copada por los hinchas del Celeste.
Aprobadísimo por su gente y de mano de la evidencia de haber luchado hasta el final por el anhelado y esta vez esquivo premio, el plantel de Villa San Carlos estará licenciado hasta el 6 de diciembre. Los días que quedan para despedir el 2022 serán de evaluación y de proyección de cara a la próxima temporada. Tallarán ahí, sobre todo, cuerpo técnico y directivos, para determinar cuál será el perfil del equipo de cara al 2023. La incógnitas de las próximas semanas tendrán que ver con saber si se podrá retener a jugadores que fueron desequilibrantes este año, a la vez que con conocer si Lucas Licht cederá a la tentación de extender su carrera por algunos meses.
Días de receso para volver a sufrir nervios, aunque esta vez por la casaca nacional. Misión cumplida pese a que faltó el pasito para concretar un objetivo que a inicios de año parecía extremadamente lejano, que finalmente se escurrió entre los dedos.
La síntesis
Villa San Carlos 0
Rodrigo Benítez; Juan Ignacio Saborido, Federico Slezack, Luciano Machín, Agustín Sienra; Alexis Alegre, Ignacio Oroná, Lucas Licht, Emanuel Sosa; Matías Samaniego, Alejandro Lugones. DT: Miguel Restelli.
Defensores Unidos 0
Federico Henricot; Mauro Alarcón, Lautaro Lauman, Maximiliano Coronel, Luis Olivera; Ricardo Priori, Alejo Macelli, Martín Giménez, Maximiliano Ortigoza; Rubén Velázquez, Franco Schiavoni. DT: Santiago Davio.
Amonestados: PT 1’ Ricardo Priori (CADU); 17’ Mauro Alarcón (CADU); 36’ Ignacio Oroná (VSC); 46’ Luis Olivera (CADU); 31’ Martín Giménez (CADU).
Expulsados: al regreso del entretiempo Santiago Davio (DT del CADU) por excesiva demora en la salida de su equipo; ST 48’ Martín Giménez (CADU) por doble amonestación.
Cambios: en el inicio del ST, Rodrigo Cao por Sosa (VSC); 25’ Pablo Miranda por Slezack (VSC); 27’ Bahiano García por Priori (CADU), 28’ Juan Cruz Ponce de León por Schiavoni (CADU); 30’ Ángel Acosta por Lugones (VSC); 41’ Damián Zadell por Olivera (CADU); ST 44’ Maximiliano Badell por Saborido (VSC).
Árbitro: Sebastián Beligoy.
