El púgil berissense peleará el sábado con el boxeador invicto Eric Goof, en una nueva incursión en tierra norteamericana, que ya lo viera subirse al ring del Madison Square Garden.
En las próximas horas, el boxeador berissense Gastón Suárez, de 35 años, abrirá en Ezeiza la puerta a una nueva experiencia en el campo de su trayectoria internacional, que se escribirá en la ciudad de Taunton, en el estado de Massachusetts de los Estados Unidos.
En los últimos días, el púgil intensificó su preparación en la Academia de Boxeo que comanda en el barrio de Villa Nueva, cruzando guantes con el campeón argentino Ayrton Giménez, quien llegó a Berisso acompañado por su entrenador Pablo Acosta.
El rival que espera a Suárez, quien viaja junto a los integrantes de su equipo Gerónimo Parodi y Claudio Bravo, es el invicto norteamericano Eric Goof. La pelea, regida por la CMB y la Comisión de Boxeo de Massachusetts, formará parte de una gran velada de la que también participarán otros argentinos.
Admirador de los grandes campeones Sergio ‘Maravilla’ Martínez y Omar Narváez, el berissense categoría Walter cuenta con dos peleas profesionales y una marca de 9 peleas ganadas, 8 perdidas y 3 empates. Antes de tomar su vuelo, en la balanza marcó 145 libras. Su preparación fue intensa, aunque se vio algo limitada por un desgarro que finalmente quedó atrás.
“Estamos enfocados en la pelea del sábado. Después veremos cómo seguimos”, reveló el boxeador antes de partir, mencionando que el objetivo es terminar su carrera sumando algunas otras peleas en el exterior, probablemente en Estados Unidos o Europa.
En el campo internacional, las peleas que suma hasta el momento son cinco, entre ellas la que protagonizó en 2017 en el ring del Madison Square Garden, verdadera catedral del boxeo que pisaron muy pocos campeones argentinos.
En la valija, el berissense lleva un bagaje más importante en lo que hace a experiencia. “Hay que estar muy atentos, porque promotores y entrenadores norteamericanos son muy ‘pícaros’ en lo que hace a cláusulas y a decisiones relacionadas con pasajes de las peleas. Algunas cosas que nos pasaron en otras oportunidades, seguramente no volverán a pasarnos”, confía.
El boxeador ‘enfermero’
Uno de las particularidades que en muchos ámbitos genera curiosidad tiene que ver con la profesión de Suárez. Su pasión por los guantes convive con su desempeño como enfermero de terapia en el Hospital Mario Larrain, en donde además es delegado de ATE.
“En momentos de competencia intento tomarme unos días, pero en tiempos regulares, mi jornada arranca en el Hospital bien temprano y, antes de seguir trabajando más hacia la noche, dedico tres o cuatro horas de la tarde a entrenar”, describe.
El nuevo viaje a Estados Unidos le despierta el deseo de sumar vivencias para luego compartirlas con los pupilos que se acercan al gimnasio de Villa Nueva, barrio al que define como su ‘lugar en el mundo’. “A veces escucho a alguna gente decir que tiene ganas de irse a vivir afuera. Yo tuve la oportunidad de hacer algunos viajes y te aseguro que no dejaría mi país, y menos mi barrio. Creo que en Argentina vivimos como no se vive en ninguna otra parte del mundo”, afirma.
Más allá de los nuevos capítulos que escriba en lo que hace a su trayectoria, algunas convicciones están grabadas a fuego y las resume en pocas palabras. “El boxeador es bueno de verdad cuando entrena ofreciéndose al 100 x 100. El resultado es importante pero más importante es el proceso”, afirma, intentando llegar al momento cúlmine que representa cada combate bien entrenado, alimentado y descansado. La gloria, deja ver, es mantenerse fiel a esa conducta, asomándose al boxeo en el que se desenvuelven los mejores del mundo.
