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La Municipalidad dejó de administrar el espacio

Nueva función para el Cine Victoria

12:04hs
domingo 21 de abril, 2024



El pasado lunes, la iglesia cristiana evangélica que realizaba sus reuniones en el ex-salón de fiestas Deja Vú de Montevideo y 50 migró su actividad a las instalaciones del Cine Victoria. El acuerdo, según detalló el pastor Mauricio Giménez, referente de la iglesia Más que Vencedores y presidente de un Consejo Pastoral que nuclea a varias iglesias evangélicas en Berisso, prevé que la citada Iglesia se haga cargo del mantenimiento de las instalaciones, el pago de una suma en concepto de alquiler y el mantenimiento de actividades -talleres y otros espacios- vinculados a la cultura.

Las reuniones principales junto a los fieles, se adelantó, tendrán lugar jueves y domingos desde las 19:00, mientras que se dispondrá durante la semana de espacios para reuniones con líderes, jóvenes y niños que, gracias a las características del edificio y según se anticipó, podrán convivir con los talleres que de manera gratuita ofrece la Municipalidad, que a partir de esta movida deja de administrar la sala.

Giménez manifestó que el crecimiento del número de asistentes a los encuentros que venían realizándose en Los Talas hizo necesario pensar en la mudanza. Si bien duplicaron los horarios de reunión en su antigua sede, el espacio no daba abasto para contener a más de doscientos fieles que se reunían en cada caso. Al advertir que la Municipalidad se retiraría de la histórica sala de Montevideo entre 12 y 13, representantes de la iglesia -de buena sintonía con el Ejecutivo comunal- establecieron contacto con allegados al recordado Carlos Leveratto hoy titulares del inmueble.

La Municipalidad se había hecho cargo de la sala durante la gestión del ex-intendente Jorge Nedela, permaneciendo en esa órbita durante los cuatro primeros años de gestión del intendente Cagliardi, en los que la actividades propuestas para el lugar fueron decisión de la Secretaría de Gobierno, por entonces a cargo de la ahora concejal Aldana Iovanovich. Si bien en estos últimos años la Dirección de Cultura no tuvo potestad sobre la sala, algunas de las actividades propuestas también tuvieron que ver con iniciativas de la dependencia con sede en Montevideo entre 10 y 11.

La necesidad de ajustar el presupuesto parece haber sido el factor determinante para la retirada municipal del lugar. Aunque inicialmente no sería una retirada completa. En tal sentido, Giménez explica que parte del acuerdo alcanzado es que, más allá de las reuniones relacionadas con la fe, se preservarán actividades culturales, aspecto que también marcaron como vital quienes se hicieron cargo de la propiedad tras el fallecimiento de Leveratto.

“Queremos que las personas escuchen reflexiones y la palabra de Dios en un espacio cómodo. Por eso comenzaron ya a trabajar en el auditorio y a pedir presupuestos para la refacción de la sala”, detalla el pastor Giménez.

Los fieles, asegura, están muy entusiasmados. “Vamos a trabajar con amor no sólo a través de la palabra, sino de las obras para el nuevo lugar que vamos a habitar”, asevera.

De arte a religión

Si bien se construyeron para ver películas, muchos cines, incluidos varios en la región, terminaron siendo lugares dedicados al culto religioso. De la mano de su crecimiento como credo y con la necesidad de contar con instalaciones amplias y una buena acústica, las iglesias evangélicas le dieron una nueva función a estos auditorios.

Fundados entre los años 20 y los 30 del siglo pasado, los cines cerraron y abrieron varias veces según los avances de la tecnología y diversas situaciones ligadas al contexto económico. Sin embargo este proceso se dio gracias al gran crecimiento que comenzaron a tener las Iglesias evangélicas desde el retorno de la democracia, donde se comenzaron a llenar estadios y predios en todo el país en lo que se denominaron “campañas” o “cruzadas”. Los templos comenzaron a desbordar de gente y al mismo tiempo salieron al mercado grandes espacios donde funcionaban cines y teatros que ya no eran rentables como antes. Los edificios que fueron cine tienen una estructura fuerte que permite la reconversión en templo. En el recuerdo de muchos seguramente figura el fenómeno de iglesias evangélicas estadounidenses que en la década del ’80 asomaban a la TV abierta, tales los casos de Jimmy Swaggart o el Club 700.

Un edificio con historia

La historia del Victoria está estrechamente ligada a la llegada a la región del inmigrante genovés Doménico Leveratto, pionero que en 1909 fue responsable del primer “biógrafo” que funcionó en la esquina de Montevideo y Río de Janeiro.

Domingo, uno de sus hijos, construyó en 1911, en cercanías de la calle Hamburgo y con la ayuda de un vecino, el primer Victoria. Enseguida hubo mudanza a la sede de “La Real de Berisso” que funcionaba sobre la calle Londres, donde años más tarde se edificaría el Hospital Larrain.

En 1915, la Compañía Cine Progreso construyó una sala en la esquina de Montevideo y Génova y Domingo fue también pionero en otras localidades, fundando en 1924 el Paramount de Bavio, en 1926 el ‘biógrafo’ de la Sociedad Fraternal de Villa Elisa y en 1927 y 1928 dos salas en Ensenada. En 1941 se hizo cargo además del Cine Rex, que se inició como San Martín en la histórica calle Nueva York.

Las puertas del Cine Victoria se abrieron a la comunidad de Berisso el 5 de septiembre de 1939. Con una capacidad de 1.050 personas, el espacio permitiría a los berissenses disfrutar de los estrenos más importantes de la época.

Luego de que en 1942 falleciera Domingo, el responsable de continuar con la actividad de la sala fue años después su hijo Carlos, quien en los albores del nuevo siglo ya ampliaba la propuesta para ofrecer también espectáculos teatrales y musicales.

Por el cine pasaron películas clásicas y obras de teatro y artistas locales y extranjeros. Sostenerlo se convirtió en una tarea titánica y era habitual que cerrara sus puertas para volver a probar suerte cada nueva temporada. Los años recientes permanecen más frescos en la memoria popular.






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