Sábado 15 de noviembre de 2025
Astillero Río Santiago

Lejos de mostrarse como la nave insignia de la administración bonaerense en cuanto a proyecto productivo, el Astillero Río Santiago transita una de las fases más críticas de los últimos años, con su actividad prácticamente paralizada y un creciente malestar entre sus trabajadores.

En las últimas semanas, por si fuera poco, un grupo de operarios increpó duramente en una serie de asambleas informales a dirigentes de ATE Ensenada, exigiéndoles explicaciones respecto de presuntas irregularidades en la determinación de recientes ascensos internos y reclamando la inmediata convocatoria a una asamblea general.

El caldeado clima de estos días está enmarcado en un contexto estructural complejo. Con casi 2.900 trabajadores, el Astillero Río Santiago se encuentra prácticamente paralizado desde hace varios años. En más de una década, si bien ocasionalmente se encararon labores para terceros nunca estuvieron en facturación a la altura de lo que la empresa necesita para sostenerse. La labor tampoco fue en línea con lo que semejante infraestructura y plantel debiera generar, lo que deriva en que el sostén casi exclusivo de la empresa provenga del presupuesto bonaerense, circunstancia que no pasa desapercibida para la opinión pública, más allá del cariño que la comunidad tiene por la empresa, un histórico símbolo para la región.

En lo discursivo, los sucesivos gobiernos provinciales hablaron en todos los casos -más allá de posiciones ideológicas y de grandilocuencias demagógicas- de la necesidad de ejecutar políticas para impulsar una fase de ‘despegue’ del ARS. Pero allí donde los hechos hablan, las palabras sobran.

Por lo pronto, en lo que hace a la actual coyuntura, la conducción de la firma permanece en cierto modo ‘acéfala’ a partir de la renuncia del ex-presidente del directorio, Pedro Wasiejko, por el momento sin reemplazante designado.

Cuestionamientos a la conducción gremial

Trabajadores no alineados con la conducción de ATE Ensenada denunciaron públicamente que integrantes de la mesa directiva del gremio habrían sido beneficiados con promociones y categorías otorgadas ‘a dedo’.

El señalamiento generó un profundo malestar en diferentes sectores de trabajo, en los que los operarios comenzaron a votar mandatos por sección para exigir transparencia, renuncias y la unificación de reclamos en una asamblea general.

La tensión fue increscendo cuando dirigentes de la conducción que encabeza como secretario general Francisco Banegas planteó la idea de efectuar reuniones por sector en lugar de convocar a una asamblea general. Ese intento por desactivar la presión derivó en un efecto contrario y al grito de ‘que se vayan todos’, numerosos trabajadores exigieron que se fijara fecha para la asamblea, que finalmente se concretó el lunes.

Tras la acalorada asamblea, la seccional de ATE Ensenada emitió un comunicado en el que rechazó categóricamente las acusaciones. “Se han vertido rumores malintencionados en los medios donde se acusa a nuestra organización de corrupción y beneficios con categorías a los dirigentes Diego Seimandi y Lorena Benaglia. Ambos desmintieron públicamente esas versiones durante la Asamblea General del 10 de noviembreâ€, pudo leerse en el escrito.

Mediante el documento, la mesa directiva del gremio calificó a las denuncias como ‘una jugada política y falaz’ destinada a dividir a los trabajadores y desviar el foco de los verdaderos objetivos del Astillero.

Al mismo tiempo remarcó que el desafío principal de la seccional “sigue siendo garantizar el futuro productivo del ARS a través de proyectos estratégicosâ€, señalando la finalización del Dique Flotante como una obra clave que permitirá reparar embarcaciones de hasta 90 metros de eslora en la planta de Ensenada. “Necesitamos un Astillero fuerte y unido. Las operaciones mediáticas solo buscan confusión y desuniónâ€, afirmaron.

En la misma línea, el gremio advirtió sobre los riesgos del plan económico nacional, al señalar que el gobierno del presidente Javier Milei impulsa políticas de ajuste y privatización, así como una reforma laboral, medidas que según se consignó ‘amenazan la soberanía productiva’.

“En la etapa que transitamos, donde los trabajadores están siendo atacados por el gobierno nacional que plantea privatización, reforma previsional y laboral, nuestra propuesta será la que nos caracteriza en la historia de lucha de la empresa, es decir movilizar y manifestar nuestras preocupaciones frente al ajuste y vaciamiento que pretende llevar adelante el gobierno del presidente Javier Milei. En tal sentido planteamos la construcción de un nuevo plenario regional con actores sociales, políticos y gremialesâ€, adelantaron.

Una ‘olla a presión’

“El Astillero está paralizado desde el año 2012. En los últimos 15 años se movieron apenas 2.000 toneladas de chapa y perfiles, cuando antes se construían buques de 14.000 toneladas en apenas dos años. La fábrica está prácticamente detenidaâ€, describen trabajadores disconformes con la conducción del ARS y con la representación gremial. Según advierten, la situación se parece a la de una ‘olla a presión’ y de ello puede dar testimonio cualquier trabajador que no obedezca a intereses político-gremiales.

“Se acumularon reclamos salariales, de condiciones laborales, de falta de inversión y de trabajo. La fábrica está parada, hay bronca e impotencia. Esa olla estalló con esta noticia de las categoríasâ€, manifiesta el trabajador Javier Magnani, portando el mensaje de un grupo de operarios que por estos días se lleva adelante retenciones de tareas y asambleas por sector, sin la participación de la conducción gremial. “Cada sector decide cómo continuar. No queremos perjudicarnos entre compañeros, pero tampoco seguir tolerando la inacciónâ€, indica.

Conforme al repaso que comparten los trabajadores ‘no alineados’ el deterioro estructural de la industria naval argentina data de los años 90, cuando se privatizó la flota estatal y los astilleros perdieron sus principales clientes. “Desde entonces, el Astillero Río Santiago se mantiene abierto solo por la lucha de sus trabajadores. Ningún gobierno, ni progresista ni liberal, ha apostado por la industria naval. Todos la sostienen paralizada para después justificar su privatizaciónâ€, advierten, sumando como blanco de sus críticas al actual gobernador, Axel Kicillof, que de acuerdo a su evaluación, ‘ya lleva seis años con la fábrica emblema de la provincia paralizadaâ€. “Esta parálisis es una entrega en bandeja para que un futuro gobierno de otro color político venga a privatizarâ€, manifiestan preocupados, considerando que hay alternativas concretas para reactivar el ARS (un dique para la Armada, buques cargueros, el cruce marítimo entre el continente y Tierra del Fuego), con contratos o presupuestos aprobados, a las que “les falta decisión políticaâ€.

En relación a la conducción gremial, la acusación es la de ‘manipular asambleas y otorgarse categorías jerárquicas de manera irregular’. “Cuando pedimos explicaciones, el sistema interno que mostraba las categorías fue bloqueadoâ€, expresan algunos de los trabajadores que hicieron oír sus objeciones en la Asamblea.

A la vez, criticaron el rol gremial en un contexto en el que los trabajadores esperaban movilizar por salarios y por la reactivación productiva. “Nos llevaron al Ministerio de Trabajo a reclamar categorías cuando deberíamos haber estado en Casa de Gobierno reclamando trabajoâ€, concluyen.