Desde hace más de veinte días, vecinos que habitan en inmediaciones del canal Sur de la histórica avenida Río de la Plata -oficialmente bautizada Avenida Perón y popularmente nombrada como ‘la 66’- perciben un intenso y desagradable olor que emana de las aguas que corren en busca de la desembocadura en el río, las que además presentan un color verdoso, que no habla precisamente de pureza.
“El olor es nauseabundo. Entendemos que esto es producto del vertido de líquidos cloacales”, expuso un vecino al denunciar la situación. Al mismo tiempo, arriesgó que no se trataría de efluentes que lleguen de desagües de la ciudad de La Plata, ya que sobre la Avenida 122, el canal no presenta el mismo aspecto.
Quejándose de la inacción oficial frente a un problema que aparece en forma reiterada, los lugareños presumen que las aguas ‘no bajan claras’ al río producto del mal funcionamiento de la planta depuradora de líquidos cloacales ubicada a la vera de la Avenida Perón (con conexión al canal) o del vuelco clandestino de camiones atmosféricos. “Si la situación obedece a algunas de estas dos posibilidades, está claro que fallan los controles o que no se busca dar una solución inmediata”, argumentan vecinos de la zona.
Los antecedentes en cuanto a protestas por la falta de tratamiento de efluentes que van al río son numerosos. Figuran entre ellos, por ejemplo, una denuncia presentada en el mes de mayo por parte de la ONG Nuevo Ambiente, en la que se pidió que se investiguen presuntas descargas ilegales de camiones atmosféricos en el mencionado canal.
En la exposición se advirtió la actividad de empresas privadas que efectúan vuelcos a pocos metros de la entrada de la planta depuradora y se solicitó que se definieran las responsabilidades que competen al gobierno provincial y municipal por esta situación. Cabe mencionar también que, de algún modo convalidando lo que la denuncia planteó, la Municipalidad comunicó semanas atrás que se labró un acta sobre un camión que efectuaba una descarga ilegal.
Antecedentes
En febrero de 2021, el Juzgado de Faltas Nº2 de Berisso había emitido una Resolución mediante la que ordenaba a ABSA, que tomara medidas para que la planta depuradora de líquidos cloacales funcionara sin interrupciones todos los días del año, ajustándose a la normativa nacional y provincial.
Del mismo modo intimaba a la firma a presentar un cronograma para la ejecución de trabajos que permitieran tratar la totalidad de los efluentes que llegan al lugar desde La Plata, Berisso y Ensenada. En juego, se afirmaba, está el derecho de la población “a un ambiente sano y a la salud”.
En enero de 2022 se abriría el llamado a licitación para el acondicionamiento de la mencionada planta de tratamiento, obra planteada en el ámbito de la subsecretaría provincial de Recursos Hídricos, dependiente del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos, cuya concreción o efectividad no fue comunicada en el mismo tenor.
Una alternativa no contemplada
El trabajo final con el que un grupo de estudiantes avanzados de Ingeniería obtuvo su título de grado en la UNLP el año pasado ofrece una propuesta concreta para atacar el problema relacionado con el vertido a la costa local de desechos cloacales sin un tratamiento efectivo.
El berissense Agustín Di Mattía, la ensenadense Iara Caruso y la platense Paula Andrade pensaron en una solución basada en la generación de ‘lagunas de estabilización’, que complemente el tratamiento primario que actualmente se realiza de manera parcial en la planta de ABSA.
En concreto, observaban oportunamente los hoy ingenieros, las lagunas podrían gestarse en una porción del bañado del Arroyo Maldonado en Berisso, en un área delimitada aproximadamente por la Ruta Provincial N°11 al Este, y por la Avenida 66 al Norte.
Conforme a lo que los profesionales argumentaron en ese momento, la ejecución del proyecto ‘no sería imposible ni compleja’: el movimiento de suelos es algo que se puede resolver con maquinarias comunes, mientras que la construcción de estaciones de bombeo tampoco requeriría de una tecnología superior.
