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La labor de “Mansión Obrera” en días de Aislamiento

Al frío del adoquín, el calor de la organización

10:23hs
domingo 26 de julio, 2020



Desde hace más de diez años, fiel al principio de la autogestión, el espacio “Mansión Obrera” propone actividades educativas y culturales para chicos y jóvenes de la zona de calle Nueva York. La irrupción del Covid obligó a reformular algunas propuestas. A la vez, inspira reflexiones que permiten conocer una faceta a veces no tan visible en torno a los efectos que la cuarentena genera en los barrios populares.

“Notamos una profundización de la crisis social y sanitaria ya en curso. Los primeros sectores que sintieron el coletazo fueron los barrios vulnerados en sus derechos, en las periferias de los centros urbanos y, en su mayoría, en las afueras de la aplicación de las políticas públicas”, advierten desde el espacio. “En los barrios populares, la cuarentena no se parece en nada a lo que muestra la televisión. No se parecen tampoco las palabras que usan los funcionarios a las realidades de nuestros espacios”, advierten en el mismo sentido, consignando que el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio es para los sectores populares “sinónimo de desempleo, de rebusque, de platos vacíos, de violencias de géneros encerradas dentro del encierro ya provocado por casas de medio ambiente, de niñeces y juventudes sin escucha”.

Solidaridad, desafíos

Los referentes de “Mansión Obrera” indican que dado el escenario, se torna imprescindible la labor orientada a multiplicar las redes comunitarias de solidaridad. En el caso particular de calle Nueva York, apuntan, la organización territorial cobró nuevas formas para garantizar alimentos, ropa, elementos de limpieza y de higiene, así como acompañamiento a personas que integran población de riesgo.

Desde 2007, el espacio ofrece talleres para jóvenes de comunicación y oficios, talleres infantiles, una biblioteca popular, la radio comunitaria La Charlatana, un emprendimiento productivo relacionado con serigrafía y un bachillerato popular en el concluyen sus estudios secundarios jóvenes y adultos.

Las actividades no contempladas como ‘esenciales’ en el decreto del Aislamiento debieron ser reversionadas para adaptarse a la virtualidad. El problema es que buena parte de quienes participan de cursos o talleres están vedados de la posibilidad de acceder a una computadora o una conexión a Internet.

Una buena herramienta que el grupo generó, tanto para atender la preocupante situación alimentaria como para no resignar propuestas educativas y culturales fue el de las denominadas ‘cajitas mansioneras’.

Dichas cajitas viajan semanalmente a las casas de más de 30 niños, niñas y jóvenes con una propuesta artístico-educativa acompañada de videos y/o cuadernillos con consignas, lecturas y tutoriales. Las propuestas fueron desde cómo aprender la técnica de stencil, cómo armar instrumentos musicales caseros o cómo preparar alcohol al 70, hasta la iniciación de una huerta en casa y la construcción de macetas con botellas de plástico.

El dilema era ‘trasladar los talleres en una cajita’. Y si bien se trata de misión imposible, la alternativa de algún modo funciona. “¿Cuánto entra en una cajita? Seguramente no tanto como en una Mansión, pero mientras tanto, las idas y vueltas serán una señal de que ‘somos lo que hacemos para cambiar lo que somos’ y que las siembras del hoy serán cosechas los días que vendrán”, reflexionan los encargados de armar las ‘cajitas’.

Las clases del bachillerato, al momento suspendidas, están insertas en el programa ‘Secundaria con oficios’ y a más de 100 días de cuarentena se encuentran en una situación crítica. “No tienen garantizada su continuidad por parte de las autoridades de los distintos estamentos gubernamentales, con el resultado, en medio de una pandemia y de una crisis socio-económica, de docentes sin trabajo y estudiantes sin clases”, apuntan desde el espacio.

El esfuerzo por no permitir que la debacle gane la pulseada se traduce en el diseño y entrega mensual de actividades a las personas ligadas a esa modalidad educativa.

Sumado a estas actividades, y como la merienda era parte de los talleres presenciales hoy suspendidos, el espacio decidió sostener la entrega de viandas. El punto en el que se preparan los alimentos los martes y viernes a las 17:30 es el local del Frente Popular Darío Santillán – Corriente Plurinacional y quienes quieran colaborar con donaciones, que se suman a recursos que resultan de proyectos culturales, huertas agroecológicas, aportes militantes, rifas y compras comunitarias, pueden escribir al (221) 557-5819 o hacer contacto vía FB (‘Mansión Obrera’).






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