Restaurantes, cafés y cervecerías no pueden abrir por el Aislamiento. Algunos apelan al servicio de delivery, pero en varios casos se teme que el parate lleve al cierre definitivo.
El rubro gastronómico no escapa del embate de la pandemia y también registra el cierre temporal de su actividad. Los propietarios de restoranes, cafés y cervecerías de la ciudad afrontan de forma angustiante las limitaciones de su actividad y en algunos casos temen incluso el cierre definitivo de sus puertas. Están los que intentan sobrevivir apelando al servicio de delivery, pero en la mayoría de los casos la aguja prácticamente no se mueve.
Cervecerías y bares que ofrecen cerveza artesanal y una interesante propuesta culinaria venían siendo punto de encuentro al que asistía mucha gente. Pero ahora atraviesan una fuerte crisis. No pueden abrir y el servicio de delivery no deja ni por asomo los dividendos que necesitan.
“La situación es bastante complicada dado que muchos propietarios de bares y cervecerías están al borde de cerrar porque la situación económica no está ayudando. Los alquileres en Berisso están un promedio para locales gastronómicos de 25 mil a 90 mil pesos. A eso se suman gastos de servicios, insumos, impuestos municipales y empleados. Esto hace difícil poder trabajar, facturar y mantener un negocio abierto”, describe Gastón Pérez, propietario de la cervecería Armour. “En mi caso el mes pasado pude afrontar algunas deudas, no todas. Y la verdad no sabemos cómo afrontar gastos sin poder facturar. Estamos complicados, sabemos que va para rato la cuarentena y no será fácil una vez que se levante el aislamiento poder trabajar de forma normal”, expone con preocupación.
Las ventas por delivery no satisfacen las expectativas y no pueden sostenerse, por lo que algunos locales directamente decidieron bajar las persianas hasta que la emergencia sanitaria quede atrás.
“Armour no nació como una casa de comida. El delivery a nosotros no nos funcionó. Por nuestra parte decidimos no generar más deuda y una vez que se restablezca la situación, comenzar de cero otra vez. Algunas cervecerías siguen con el formato delivery, más allá de que no están teniendo el resultado que necesitan”, indica Pérez.
El sector, describe, vive su propia emergencia y ‘es uno de los más castigados en la economía actual’. “Esperamos poder volver al trabajo. Soy lo más optimista posible, pero con el correr de los días se está observando una situación angustiante y veo lejos que el panorama pueda mejorar. Estimamos que tal vez podríamos comenzar a trabajar en el mes de septiembre con una importante reducción de personas, lo que además implicaría una modificación del movimiento de cada bar. Para lo que queda del 2020 se observa un panorama complicado; mucha gente va a quedar en el camino, no porque quiera, sino porque no puede afrontar sus gastos”, asevera.
El caso de la pizzería ‘Nino’, ubicada en Montevideo entre 12 y 13, no dista mucho de la que situación que exhibe la mayoría de los emprendimientos gastronómicos. Sergio “Puchy” Monzón, su responsable, expone que en el marco de la emergencia, la propuesta apunta a ‘reinventarse’ apelando al delivery.
“Nunca cerramos; seguimos trabajando con delivery. Pero otra complicación que surge es que la gente está cocinando en sus casas y es muy poca la que llama para realizar pedidos”, plantea.
Otro de las circunstancias que complica al sector, expone, es el aumento en el precio de insumos y productos alimenticios.
“Aumentaron todos los precios. Un maple de huevos estaba 150 pesos y hoy lo pagamos 280 pesos. Están caros los insumos y se nos hace difícil con la competencia que hay. Estamos tratando de zafar”, define. “Si bajamos los brazos es peor, así que seguimos trabajando a pesar de las dificultades. Primero está la salud y después lo demás. Todos estamos rebuscándonos de alguna forma”, expresa finalmente.
