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En busca de verdad y justicia

8:28hs
viernes 17 de febrero, 2017


Manuela Carricondo brindó testimonio en la causa que se instruye en Comodoro Py por el denominado Circuito Atlético, Banco, Olimpo (ABO). Sus padres fueron secuestrados en 1977.


Manuela Carricondo y su hermana melliza tenían dos años y medio. Emiliana, la hermana menor, 7 meses. Vivían en un departamento de la calle Perú al 923 después de que sus padres dejaran el departamento que habitaban en La Plata para pasar a la clandestinidad.

Sus papás se conocieron en el barrio. Daniel Manuel Carricondo había nacido en Berisso. Cuando chico, sus papás decidieron mudarse a La Plata. En el barrio conoció a Graciela Cristina Verdecanna. Fue cursando los estudios universitarios hasta que se hicieron novios y comenzaron a militar en el Partido Comunista Marxista Leninista.

“Chela” se había recibido de Licenciada en Botánica y era docente en el Museo de Ciencias Naturales; por eso integraba el frente docente. Manuel era parte de la rama estatal del Partido. Eligió cursar la carrera de Química en la UTN y trabajaba como administrativo en la Cámara de Diputados. Cuando los militares protagonizaron el último golpe de Estado pasó a desempeñar ese rol en el Instituto Biológico “Tomás Perón”.

En la madrugada del 6 de diciembre de 1977, el grupo de tareas Nº3 de la Marina irrumpió en el departamento 4 del cuarto piso fuertemente armado. Hubo violencia y destrozos. Se llevaron al matrimonio. “Chela” preparó un canasto de mimbre donde puso gelatina, pañales y ropa para dejar a sus hijas, que quedaron de una vecina, a quien le advirtieron que, si nadie las buscaba en 3 días, ellos volverían para llevárselas.

“Otra hubiese sido la historia”, cuenta hoy Manuela, recordando que ese mismo día, después de enterarse del secuestro, las buscó su abuela paterna. Las mellizas volvieron a Berisso. Emiliana se crió en La Plata, con una tía paterna.

A partir del relato de compañeros de cautiverio pudieron saber que el matrimonio estuvo desaparecido en el Centro Clandestino “Club Atlético” que funcionaba por la autopista Ricchieri -lugar que Manuela visitó el martes por primera vez-. Chela y Manuel llegaron junto a otros de sus compañeros del PCML en un operativo denominado “Escoba” (porque esa noche ‘barrieron con todos los militantes del Partido Comunista’, explica Manuela).

“Pude ver las leoneras, las celdas, las precarias duchas, la sala de cocina y la enfermería. Lugares tétricos. Los trasladaron en junio del ‘78 porque el centro iba a ser demolido para construir la autopista. Los que estaban ahí pasaban a “El Banco” que era parte del mismo circuito; por eso la causa se llama ABO (Atlético, Banco, Olimpo) que era un solo centro que estaba conformado por 3 lugares. Algunos no pasaban al Olimpo. Mis viejos no llegaron al Olimpo”, menciona Manuela.

Supo también por sus compañeros que Chela era una mujer dulce, que Manuel era de River. Cuando se los llevaron tenían 27 años. Manuela y su melliza se parecen a la mamá. Emiliana, al papá.

Hubo silencios y miedos durante la infancia. “Después de mucho tiempo yo empecé a militar en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS en el FIT). Mis compañeros terminaron de darme toda la fuerza necesaria para poder avanzar en mi búsqueda”, expone. “Así me pude reencontrar con sus compañeros de militancia y de detención y pude conocer, después de 39 años, a la vecina que nos recibió ese día. Me localizó a través del Facebook. A esa mujer la tenía yo como un personaje literario a partir de lo que me había contado mi abuela”, suma.

Supo qué hacían, que las llevaban a algunas reuniones y a otras no. “Soñaban con un mundo libre, una sociedad donde seamos todos iguales, donde no haya explotados. Nosotros seguimos levantando esa bandera. Porque queremos que nadie olvide, por eso nuestro testimonio en la causa. Muchos años me pregunté por qué priorizaban las banderitas argentinas y no a sus hijos. Fue por nosotras y por otros hijos que priorizaron las banderitas argentinas. Fue una generación de héroes”, considera.

Manuela Carricondo (a la izquierda) con dirigentes del PTS con los que comparte actualmente su militancia

Todavía no se determinó cuál fue el destino final de la pareja. Intentando dar con ellos, la familia aportó datos para las pruebas de ADN que realiza el Equipo de Antropología Forense. Manuela intenta que también llegue la justicia. “Los juicios llegaron tarde y acotadamente y fue gracias a los organismos de DDHH, víctimas de familiares y sectores populares. Es un logro nuestro y de ningún gobierno. Nuestro testimonio fue fundamental para condenarlos. No alcanza con bajar un cuadro si después mandaban a espiar dirigentes a través del proyecto X”, sostiene. “No fue una guerra de dos demonios. Fue uno sólo y fue el Estado”, asevera también.

Manuela pisaba a mitad de semana el suelo de los tribunales de Comodoro Py buscando dar otro paso: lograr que Héctor Horacio Marc, Eduardo Ángel  Cruz, Juan Miguel Méndez, Raimundo Oscar Izzi, Juan Carlos Mario Chacra, Carlos Alberto Lorenzatti, Pedro Santiago Godoy y Alfredo Omar Feito cumplan condena efectiva y perpetua en cárcel común.






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