Con una concurrida fiesta se celebraron la trayectoria y vigencia de una institución que generó oportunidades y cambió la vida de numerosos jóvenes de Villa Nueva.
El martes, el Centro Don Bosco cumplió 25 años de actividad ininterrumpida. Desde su creación en 1997, la institución tiene como misión esencial la de generar alternativas para contribuir con la inserción social de adolescentes y jóvenes, promoviendo alternativas de salida laboral y mejoras en su calidad de vida.
El aniversario se festejó con la participación de más de trescientos jóvenes que dijeron presente en la sede del Centro de Fomento Villa Nueva, lugar en el que actualmente se desarrollan las actividades que ofrece la entidad.
“En este momento trabajamos con poco más de 200 chicos y chicas, pero para el cumpleaños ese número aumentó notoriamente”, contó Ana Pedrosa, directora del Centro de Día de la ONG.
Pese a las constantes gestiones y a la tenacidad con la que las encaran sus referentes, el grupo no pudo cumplir todavía el viejo sueño de contar con una casa propia.
Si bien se trata de una limitación muy importante, esa carencia no los detiene y las actividades que siguen desarrollándose son múltiples e incluyen desde el dictado de clases del programa FinEs, a cursos de primaria para adultos y una amplia variedad de talleres propios como los de peluquería, barbería, cocina, folklore, sublimación, dibujo, plástica, boxeo y entrenamiento funcional.
“Somos una entidad de puertas abiertas y nuestros lugares de funcionamiento son el Club Villa Nueva, que presta su sede, y en algunos casos mi casa”, indicó Pedrosa. “Ahora los pibes por su cuenta hablaron con el Intendente para ver nuevamente si podemos contar con un espacio propio”, expuso también.
La obra, cuya denominación alude a San Juan Bosco, protector de niños y adolescentes huérfanos, sigue funcionando junto al programa Envión. Por otra parte, según cuenta una de las impulsoras del Centro hace 25 años la demanda de asistencia nunca dejó de crecer. “Durante la pandemia no paramos y desde ese momento se triplicó la demanda de parte de los chicos. Siempre trabajamos con adolescentes, en su mayoría de 14 a 16 años, pero ahora se están acercando pibes y pibas de 9 y 10 años”, observó.
La prolongada y fructífera trayectoria hace que muchos de los chicos que inicialmente asistían para formarse o participar de alguna actividad recreativa forman parte hoy de los equipos técnicos de la institución. Junto a ellos, este año ya se pudieron concretar varios viajes a la ciudad de Mar del Plata y a Embalse Río Tercero, con contingentes de cien personas en cada caso. También se agregaron otras salidas a destinos más cercanos. “Todo lo hacemos con recursos generados entre nosotros. Este 25 de mayo organizamos un locro para poder juntar dinero y así pagar la deuda que tenemos de uno de los colectivos”, detalló Pedrosa.
