INSTITUCIONES

El CEYE, en tránsito por una fase ‘refundacional’

9:47hs
lunes 22 de mayo, 2017


Camino a celebrar sus 73 años, el club de ‘la Bajadita’ llevó adelante un profundo proceso de transformación y crecimiento edilicio. 


El Centro de Estudiantes y Egresados de Berisso, institución muy arraigada del centro de la ciudad, exhibe una trayectoria de más de 70 años de actividad destacada en los campos de la cultura y el deporte. A poco de festejar un nuevo aniversario de su fundación, la familia de la entidad ya palpita la inauguración de trascendentes obras de infraestructura, que representan de algún modo un hito de cara al futuro.

El presidente de la entidad, Claudio Di Giovanbattista, no duda en calificar esta fase como la de una ‘refundación del club’. Los argumentos que lo asisten están a la vista y tienen que ver con el volumen del proceso de transformación y crecimiento edilicio que experimenta la tradicional sede de calle 13. “Fue muy difícil concretar todo lo que se hizo. Prácticamente se remodeló toda la edificación”, señala.

El antiguo playón que tiene salida sobre calle 166, ahora se transformó en el gimnasio de vóley. Allí quienes practican la disciplina pueden trabajar todos los días sin problemas de espacio y sin superponerse con la gente del básquet, que además agrandó su espacio de práctica. “Eso nos favorece, para que todos estén jugando y entrenando sin interferirse”, observa el dirigente.

El proyecto también representó un gran empujón anímico. “Viene más gente, están todos muy motivados y contentos. Las nuevas canchas y los mayores espacios son visibles y eso invita a acercarse incluso a personas que hacía rato que no venían”, expresa Di Giovanbattista.

Lo que se ve y lo invisible

El disparador, comenta el directivo, fue una disposición de la FIBA -entidad que regula la actividad basquetbolística- que establece que los equipos que juegan básquet deben contar piso de madera en sus canchas. Frente a esa instancia, se evaluó la posibilidad de pedir prestado el gimnasio a Estrella, al Hogar Social, o bien a Villa San Carlos, pero los directivos de la entidad de ‘la Bajadita’ decidieron emprender un difícil desafío: dotar del piso requerido a su cancha de básquet, ampliando el sueño a transformar toda la infraestructura. Por eso, se agregó la incorporación de una superficie de 330 metros cuadrados para vóley, una cocina,  baños para discapacitados, renovándose las instalaciones de cloacas, desagües y otros servicios.

“El piso de madera es lo que se ve, pero casi todo se hizo a nuevo: portones, ventanas, ventilación y hasta la vereda. La obra madre nos fue llevando a otras complementarias”, indica.

La obra terminada, por lo tanto, se cimenta sobre la renovación de instalaciones ‘invisibles’, a la vez que sobre una fase en la que se ordenaron los papeles para Personas Jurídicas y se escrituraron los terrenos, con paciencia y prolijidad.

La dimensión de los trabajos requirió de una cuantiosa inversión económica, que tuvo como actor fundamental a los socios. “El que pudo, ayudó con el bono de 2.000 pesos que lanzamos, el que podía pagarse como cada uno podía. Otros apoyaron con trabajo y otros con ideas o gestionando recursos. Todo eso confluyó para lograr este crecimiento, lo que hace el logro aún más valorable”, repasa el presidente de la entidad. “Lo que se ve es producto de un esfuerzo enorme y de un trabajo organizado y coherente que permitió una erogación económica importante, que todavía estamos afrontando. Pero sabemos que esas deudas las vamos a honrar como lo hemos hecho hasta ahora”, señala, agradeciendo también el acompañamiento de comerciantes y empresarios y marcando que en este caso se trabajó sin el aporte de organismos gubernamentales. “No hemos tenido en este plano más que el aliento a hacer las cosas y algunos aportes, como el de cortar la calle para bajar la maderas del piso o poner luminaria nueva en la calle”, consigna, informando que sí se recibió un subsidio de Nación, destinado a la compra de material deportivo y a afrontar gastos del reempadronamiento.

“Nosotros vendimos más de 500 metros cuadrados en bonos contribución. Si nos limitábamos a colocar el piso de madera en la cancha de básquet, hubiéramos financiado la totalidad del trabajo. Pero seguimos más, avanzando en un objetivo para refundar el club, que es algo que decidimos en comisión directiva. Estamos convencidos de que los resultados de este esfuerzo se podrán dimensionar y disfrutar en los años siguientes”, sostiene Di Giovanbattista.

Un aniversario especial

Con el pecho inflado por las mejoras en infraestructura, en el club prima la sensación de que se puede afrontar cualquier desafío, tanto en lo institucional como en lo deportivo. Las chicas y chicos que practican deportes en la sede son muchísimos, por lo que ‘cantera’ no falta.

“Encarar un proyecto constructivo de este tipo es muy demandante, pero también da una satisfacción enorme. Uno quita tiempo a la familia, al trabajo y a cuestiones personales, pero el resultado nos sigue motivando”, expone el presidente de la entidad.

El 11 de junio, cuando se festeje su 73° Aniversario, el club dejará oficialmente inaugurada la obra. A la celebración estarán invitadas autoridades de distintos órdenes, amigos de otros clubes y por supuesto los socios incondicionales. Si bien quedan algunas semanas para el festejo, ya se prevé que no faltará un Vino de Honor, ni la proyección de un video con el ‘paso a paso’ de la obra.

“Como plato fuerte de la jornada se anunciarán nuevas obras”, dice en tono misterioso y con entusiasmo el presidente, sin hilar fino en una serie de sorpresas que incluirán la presencia de figuras destacadas del básquet y el vóley.

Expansión deportiva

Las obras encaradas, persiguen el gran objetivo de permitir que los cientos de chicos que diariamente practican actividades en la institución tengan la infraestructura adecuada.

“Tenemos más de 250 chicos que están en el CEYE y eso hace que nos esforcemos. Son chicos que están viviendo un gran momento de crecimiento y trabajo constante y estamos seguros que en el futuro, alguno de ellos tomara nuestra posta y se esforzará para que el club siga creciendo, porque aprendió a querer y cuidar al CEYE”, sentencia Di Giovanbattista.

En tal sentido, admite que si bien las obras son algo fundamental, lo vital es que el club goce de un sólido presente institucional. “Venimos de un año difícil por la suba de las tarifas de servicios, que afectó mucho a los clubes de barrio, pero igual apostamos a mejorar en todos los aspectos”, advierte.

Con un valor de cuota societaria fijada en los 30 pesos, no alcanza para solventar todos los gastos. Por eso hay que aguzar el ingenio y recurrir a otras fuentes de ingreso como publicidad, cuotas por actividad y aportes de simpatizantes. Todo, sin perder de vista el objetivo de que el CEYE siga siendo un club inclusivo.

La dirigencia es consciente de que para cubrir los costos sin tanto esfuerzo se podría elevar el valor de la cuota, llevándolo a un nivel como el que fijan entidades platenses o de otras ciudades, que en algunos casos cobran 10 o 20 veces más. “Acá no podemos hacer eso, y queremos que todos  puedan disfrutar de las instalaciones”, marcan no obstante.

La apuesta es inclusiva también en lo deportivo. “Hasta los 12 años están obligados a jugar todos los que integran un equipo, no importa el resultado, queremos que los chicos se diviertan, aprendan y practiquen deportes, jueguen bien o no tanto”, explica Di Giovanbattista.

El rasgo más competitivo aparece en las categorías superiores. “No buscamos lograr campeonatos como único objetivo. Acá queremos que los chicos se formen y que aprendan y convivan. Si les toca triunfar mejor, pero fundamentalmente que quieran al club y que tengan una vida social y una disciplina deportiva”, define.

Entre las propuestas que más crecieron, sobre todo al amparo de las nuevas comodidades, figura la de las escuelitas de básquet y vóley. Los martes y jueves, días en que funcionan, el tránsito de los chicos por las instalaciones es incesante.

Un buen momento del básquet

Con buenos rendimientos, el básquet de la entidad, que participa de las competencias de la APB, atraviesa un momento interesante. Casi todos los jugadores del plantel son de Berisso y la mayoría nació en el club. Los que llegan como refuerzo, menciona el presidente, lo hacen porque se sienten cómodos con lo que les brinda la entidad. “Nos viene bien este aporte, hay que reconocerlo, porque son jugadores altos y a nosotros nos faltaba altura. Estos jugadores ya están integrados plenamente, pero mantenemos esa postura de que juegue gente nacida del club; acá todos se conocen, son una gran familia”, subraya.

“Por ejemplo en las categorías infantiles se hacen jornadas donde juegan los viernes a la noche y después se quedan a cenar y a dormir en el club. Y al día siguiente desayunan y después recién se van. Así sienten al CEYE como su segunda casa, quieren a la entidad y la defienden; no les de lo mismo que esté sucio o limpio,  o ver un papel tirado en el piso”, asevera.

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