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Clausuras y desalojos en fiestas de fin de año

11:52hs
viernes 5 de enero, 2018



El último fin de semana, agentes de Control Urbano junto a efectivos policiales de la seccional Berisso Segunda clausuraron y desalojaron tres fiestas de fin de año, advirtiendo que carecían de habilitación.

Según información oficial, en una vivienda de la Manzana 13 del Barrio Obrero se llevaba a cabo, en la madrugada del sábado previo a fin de año, un evento convocado a través de las redes sociales, con bebidas alcohólicas y sin ningún tipo de autorización.

Otro tuvo lugar durante la madrugada del domingo, en vísperas de fin de año, en 32 y 171 del Barrio Juan B. Justo. En esta oportunidad la convocatoria, que también circuló vía redes sociales, encontró eco en un gran número de menores, expuestos a un gran volumen de bebidas alcohólicas. Como consecuencia de la falta de medidas de seguridad y de la autorización pertinente, las autoridades suspendieron la fiesta y notificaron al propietario de la vivienda sobre la medida dispuesta.

Desalojaron a más de 600 jóvenes de 26 y 173

En este caso, la calle se encontraba directamente cerrada al tránsito y sobre ella se contabilizaron alrededor de 600 jóvenes, entre ellos muchos menores de edad, consumiendo bebidas alcohólicas. Por esta situación fue notificada la familia que se encontraba a cargo de la fiesta, a quienes se le hizo entrega de una copia del acta.

En diálogo con el Semanario, el titular de Control Urbano, Gabriel Alasino, explicó que antes de actuar es necesario identificar el tipo de fiesta que se está desarrollando. «Uno no puede suspender un cumpleaños que se esté desarrollando dentro de una casa. Para que la fiesta sea clandestina tiene que existir venta de entradas y de alcohol, o alguna convocatoria que se haya realizado mediante redes sociales y que se pueda constatar», describió.

Según expuso, en la mayoría de los casos Control Urbano llega a este tipo de eventos a partir de denuncias que formulan los vecinos por ruidos molestos y procede a la suspensión cuando encuentra las pruebas antes mencionadas.

Consultado acerca de la fiesta de fin de año de la calle 26, el funcionario aseguró que se encontraron con cientos de personas que se presentaron a dicha dirección por voluntad propia, sin comprar entradas y con sus propias heladeras. En esos casos, completó, no se trata de fiestas clandestinas que puedan suspenderse y sólo se interviene tras la denuncia  por ruidos molestos de algún vecino, intentando desalojar gradualmente a las personas.

«Es un trabajo difícil para Control y para la policía cuando tenés que pedirle a tantas personas que abandonen el lugar porque en la mayoría de los casos se encuentran con cierto grado de alcohol y eso puede desencadenar algún problema», explicó.






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