El comedor “Los Peques” está ubicado en 154 entre 25 y 26 y dio sus primeros pasos en 2013, para atender las múltiples y pronunciadas necesidades de los habitantes más chiquitos de un barrio hoy conocido como “Esperanza”, que forma parte de la histórica Villa Roca.
Inicialmente, la labor estuvo circunscripta a una copa de leche que se ofrecía en casa de una vecina. Poco después, hubo mudanza a casa de otra habitante del barrio, aunque siempre detrás del sueño de contar con un espacio específico. Para tratar de reunir los recursos, se impulsaron rifas y se avanzó en múltiples iniciativas. Llevó tiempo, pero en base a ese esfuerzo se pudo comprar el terreno y edificar.
“Fue todo siempre a pulmón, con y para la gente”, detalla Luján López, quien junto a su marido Matías Sosa y las vecinas Raquel Castaño y Camila Coronel es referente del comedor desde sus inicios. La gente que colabora es numerosa y la tarea solidaria se potencia en los últimos tiempos gracias a las redes sociales.
La pandemia no detuvo el trabajo de asistencia y contención. Los chicos siguieron sentándose a la mesa para compartir la comida, sumando a veces algún postre o alimentos para compartir en casa. Finalmente, decretado el aislamiento, se articuló un sistema de viandas. Ollas y tuppers se multiplicaron, teniendo en cuenta que muchos vecinos se vieron privados de desarrollar sus trabajos.
“Fue terrible. Se desarmaban familias. Se notó mucho en el barrio, tan vulnerable, tan carenciado. Hemos sufrido mucho”, menciona Luján.
Desde entonces continúa la modalidad de llevar lo cocinado a casa. Las 65 familias asistidas por estos días, conformadas por 130 menores y 170 mayores, se acercan los lunes, miércoles y viernes para recibir su cena.
Luján, su marido y dos vecinas, que también reciben su ración, ponen ‘manos a la olla’ para elaborar el menú. Ocasionalmente, si la fortuna juega a favor y llega algún tipo de donación, se puede sumar otra comida y avisar a todos a través de un grupo de Whatsapp.
El comedor recibe algo de asistencia del Estado municipal. También trabaja junto al Banco Alimentario, donde abona una suma estipulada para poder retirar lo que la entidad pone a disposición de los comedores. “Es de gran ayuda porque vienen verduras o cosas ricas para los chicos como postres, gaseosas, helados o papitas de primeras marcas que los papás no pueden comprar. Es un costo mínimo que nos permite acceder a esos productos”, observa Luján.
En busca de socios
Hace alrededor de un año se conformó una Asociación Civil denominada “Buenos Frutos”, con la intención de convocar a los vecinos a asociarse para colaborar con una cuota mínima.
La idea es poder avanzar en el trabajo que la institución realiza con personas con discapacidad, así como en la implementación de talleres de capacitación, el dictado del Plan Fines y obras pendientes para continuar creciendo. La cuota permitirá además mejorar la dieta de quienes se acercan a comer, sumando más raciones de carne, pescado y verduras frescas.
Quienes quieran colaborar podrán acercarse a la sede del comedor o comunicarse con Luján al (221) 508-7229.
En estos días
A la constitución legal de la asociación civil «Buenos Frutos» a fines del año pasado, los impulsores y colaboradoradores del comedor sumaron varias novedades en lo que va de este año. En ese marco, se inscribe por ejemplo una salida recreativa y educativa que los chicos del comedor pudieron realizar días atrás a Tecnópolis, así como una jornada de cortes de pelo que contó con la participación voluntaria de representantes en la región de la Federación Argentina de Barberos Solidarios.
