CULTURA

Cuerdas sensibles

10:24hs
viernes 8 de septiembre, 2023


Se cumplen 80 años del nacimiento de Pinchevsky, gran violinista del rock nacional cuyos restos descansan en el Cementerio de Berisso. Colegas y amigos organizan 'zapada' homenaje.


Nació en Rosario el 10 de septiembre de 1943, por lo que este domingo cumpliría ochenta años. Jorge Pinchevsky -el ‘Pin’ para amigos y admiradores- es eterno, hecho que invita a la celebración. Amigos, colegas y admiradores no dejarán pasar la fecha sin reunirse para brindar un homenaje que, por supuesto, tendrá como eje la música. La cita es este domingo a las 13:00, en el cuerpo 10 sector Q del Cementerio Parque de Berisso, en donde descansan los restos del inolvidable violinista y serán bienvenidos quienes quieran sumarse.

La idea del encuentro fue gestándose en los últimos días y la premisa es recordar al ‘Pin’ como cuando lo despidieron en el día en que partió, en circunstancias que todavía para muchos resultan inexplicables.

“Pinchevsky es un ángel. Quién ha visto un ángel sabe cómo es”, cantaron emulando el tema de Alejandro Medina cuando sus restos fueron enterrados hace 20 años en Berisso. Y probablemente aquel verso vuelva a escucharse este domingo, cuando se coloque en el lugar en el que descansan sus restos una placa realizada por integrantes de la comunidad de la Escuela de Arte local.

Pinchevsky llegó a Berisso en el tramo final de su vida. En simultáneo con los conciertos que daba en bares, tenía un programa de radio en FM Difusión. El violín del rock era generoso, de mente inquieta y alegre. Con apenas cinco años comenzó a aprender violín y a los 16 ya era violinista del Teatro Argentino. Puro talento. Por invitación de Rocambole se incorporó a la Cofradía de la Flor Solar y así se sumó a la mítica comunidad hippie de la casona de 1 y 72. Tocó con Billy Bond y la Pesada del Rock and roll y participó de la grabación de los discos Instituciones y La hija de la Lágrima, de Charly García.

En 1973 grabó su primer disco solista, con la ayuda de los integrantes de “La Pesada”. En 1975 partió a Europa. Primero vivió en Inglaterra y después pasó por Francia. Estaba allá cuando en 1979, la revista “El Expreso Imaginario” que por entonces dirigía Roberto Pettinato, lo dio por muerto. Sus amigos lloraron lágrimas prematuras por su partida en tierras lejanas, hasta que volvieron a encontrarlo y a disfrutarlo cuando retornó al país.

La muerte finalmente lo alcanzaría en La Plata. Según las crónicas de aquellos días de junio de 2003, una jauría de perros cimarrones que había atacado a varios ejemplares del zoológico comenzó a perseguir a un ciclista, que detuvo su carrera contra el cuerpo del violinista, quien cayó al asfalto y murió tres días después.

Su despedida fue sencilla. Sus amigos cargaron el féretro. Hubo música, flores y poesía. Ahora, explica el músico Fabio ‘Oso’ Lorente, uno de los impulsores del homenaje, el objetivo es tratar de que su figura tenga algún tipo de reconocimiento formal. Y quién sabe, en un tiempo instituir un gran festival anual que lleve su nombre y reivindique aquel violín mágico.






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