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Un gato montés atropellado en Avenida del Petróleo

Un episodio que revela la riqueza del mundo natural

9:21hs
domingo 13 de enero, 2019


Por Julio Ariel Milat (*)


Junto a Cristian Klimaitis registramos la aparición de un Gato Montés (Leopardus Geoffroyi), muerto por atropellamiento en la Avenida del Petróleo, mano a Berisso, a 200 metros de la rotonda de 128 y 60, casi frente a las instalaciones de Y-TEC. Esto es parte del trabajo que realizamos en el MOCIA (Museo Ornitológico y Centro de Interpretación Ambiental de Berisso).

El ejemplar estaba sobre el pavimento, lo subimos a la rambla para tomar mejores fotos y algunas medidas y finalmente lo depositamos en un pajonal. Era un ejemplar adulto, de buen peso y estado.

El gato montés es uno de los felinos más abundantes de nuestro país. Se lo encuentra desde el norte hasta la Patagonia y en países vecinos. En las décadas del ‘70 y el ’80 tuvo una gran presión por su caza para la industria peletera y en la actualidad su población se mantiene estable.

Sus principales amenazas son la fragmentación de su hábitat y el atropellamiento en caminos y rutas. Sus hábitos son crepusculares y nocturnos; se alimenta principalmente de roedores y aves y durante el día permanece oculto, durmiendo en huecos de árboles.

En Berisso hay y siempre hubo gatos monteses. Personalmente tengo observaciones en Isla Paulino, Balandra, en pastizales cerca del Bañado de Maldonado y en las instalaciones de la Refinería hace algunos años.

Es reconfortante saber de la existencia de estos bichos en nuestra región. No nos olvidemos que son gatos sumamente plásticos y adaptados a convivir cerca de las ciudades. Hemos visto en los últimos meses la presencia de pumas cerca de centros urbanos o deambulando por campos sembrados con soja. Estas son buenas noticias y nos hablan de plasticidad y adaptación; arrasamos sus ambientes naturales originarios y aun así persisten entre nosotros, tal como lo revela el caso de este gato montés. Seguramente nos hubiese gustado enterarnos de su presencia de otra forma y no con su muerte, a 800 metros de 122 y 60, a pocos metros de Villa Argüello.

Este ejemplar no provenía del zoológico a pesar de su cercanía, provenía de la naturaleza. ¿Por qué tendemos a pensar que estos bichos fabulosos siempre provienen de nuestro origen humano (llámese cautiverio, encierro) y no a pensar que siempre estuvieron aquí y que a pesar de nosotros persisten en su instinto básico, la supervivencia?

Los pajonales y pastizales que quedaron alrededor de Y-Tec pueden servir de hábitat a ejemplares de esta especie. Y la noche es su mejor aliada; no caigamos en el error de creer que lo que no vemos desde nuestros ojos citadinos no existe.

A partir de este episodio pudimos establecer contacto con mucha gente que nos habló de distintos casos. Ellos se suman a otros de los que ya teníamos registro en el interior de la Refinería de YPF, en los caminos Rivadavia o Vergara, o en el camino de entrada a Regatas.

El objetivo ahora es trabajar en una base de datos y establecer un pequeño protocolo para que los vecinos sepan qué hacer al encontrar un gato montés.

Hay todo un mundo natural allá afuera, miles de ojos mirándonos y buscando sobrevivir: aves murciélagos, ranas, comadrejas, lagartos overos y… gatos monteses. Aprendamos a mirar, bajemos el ego y todo un mundo se revelará ante nosotros.

(*) El autor es director del MOCIA (Museo Ornitológico y Centro de Interpretación Ambiental)

 






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