La agrupación “Patria Grande” recordó la figura del ex-Presidente Néstor Kirchner a través de una nota en la que destaca algunos aspectos de su figura y su rol al frente del Ejecutivo nacional, la que se reproduce a continuación:
“Le decíamos simplemente Néstor, o el Flaco y los más veteranos Lupín, su apodo en los años de la militancia universitaria en La Plata. Y él se dejaba llamar así, desdeñando el protocolo, siempre vestido con sacos cruzados y mocasines.
Fue la pesadilla para su custodia, tirándose en palomita el 25 de mayo de 2003 para saludar a su Pueblo en las puertas del Congreso. También fue una pesadilla para los Gobernadores, viajando sin aviso a Entre Ríos a pocos días de estar en la Rosada para hablar con los docentes en huelga, o volando desde Misiones para mostrarle a Hugo Chávez el Astillero Río Santiago y ofrecérselo para la construcción de buques tanqueros.
Los dueños de la economía del mundo vivieron los años de Kirchner como una pesadilla: el Flaco sacó al país del default, logró una quita de más del 60 % de capital e intereses para la cancelación de la deuda externa, cerrando el canje más exitoso de la historia y eliminando la inferencia del FMI en las decisiones políticas nacionales.
A los que instauraron el Terrorismo de Estado tampoco les fue bien. Por su iniciativa, el Congreso derogó las vergonzosas leyes de Obediencia Debida y Punto Final que permitieron iniciar numerosos juicios a los genocidas. Tras 20 años de silencio en democracia, pidió perdón en nombre del Estado por las atrocidades cometidas en nombre del mismo.
Hasta George Bush vivió su pesadilla con Néstor: durante 2005 en Mar del Plata le desbarató su estrategia del ALCA , la zona de libre comercio para acabar con nuestra soberanía. “No nos vengan a patotear acá”, le lanzó a la cara al mandamás norteamericano.
Ese mismo año vino a Berisso. Con gripe y 42º grados de fiebre no quiso suspender la visita. Fuera del protocolo, como siempre, visitó Coopertei para hablar con los laburantes. Camino al Gimnasio Municipal donde se presentó, le preguntó a Quique cual era la obra más emblemática para Berisso. “El Terraplén Costero” para que la ciudad no se inunde más contesto el intendente. En la tribuna, con la camiseta de la Villa en la mano, anunció la construcción de la obra, que hoy ya finalizada lleva su nombre como homenaje a su decisión.
En sus cuatro años de gobierno, además, la economía argentina creció a más del 8 % anual; volvió a mirar a los hermanos de la Patria Grande forjando una sólida alianza con los presidentes Lula Da Silva, Evo Morales, Hugo Chávez, Rafael Correa, Tabaré Vázquez y Ricardo Lagos; fortaleció el Mercosur e impulsó la Unasur, con la que fue protagonista principal en la mediación por la paz en Colombia; promovió la formación de una Corte Suprema de Justicia verdaderamente independiente; derogó las leyes de flexibilización laboral impulsando las paritarias como forma de negociación salarial. Peleó hasta sus últimos días para hacer realidad el ‘fifty-fifty’ distribuyendo la riqueza en forma más equitativa. Cuando terminó su mandato, dedicó todos sus días militando para garantizar, en la figura de Cristina, la continuidad del proyecto.
El tipo que había llegado al Gobierno con apenas el 22 % de los votos y que se comprometió a “no dejar mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada” hizo todo eso y mucho más. Pero tal vez lo más importante de su legado es que recuperó el sentido de la política, como herramienta para cambiar la realidad.
Su muerte fue tan fuera de protocolo que nos sorprendió a todos los argentinos en la jornada del Censo Nacional.
Como durante su vida, el Flaco, Néstor o Lupín va a seguir siendo una pesadilla para los poderosos por su inclaudicable tesón en la larga lucha por la Independencia Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social, ese sueño que vino a proponernos”.
