POLÍTICA

Hacia una norma que regule la nocturnidad

23:15hs
domingo 8 de enero, 2017


Controlar la actividad sin afectar los intereses de comerciantes y vecinos es la meta que se traza Control Urbano. La intención es trabajar junto al Concejo.


Berisso no cuenta con una norma que regule la nocturnidad. Hasta ahora, se rigió por lo que marca la legislación provincial, pero el objetivo para este año es que cuando se inicie el año legislativo, se trabaje en un análisis sobre características y particularidades del distrito para poder regular las actividades sociales que se realizan de manera pública y privada.

Al debate de larga data abierto en torno a las fiestas en quintas privadas, clubes e instituciones, se sumó el relacionado con los casos de festejos en la vía pública que nuevamente tuvieron lugar con la llegada de Navidad y Año Nuevo en varios puntos de la ciudad.

Desde Control Urbano, se puso el ejemplo de una fiesta barrial que desde hace varios años se realiza en la zona de 10 y 152, la que en esta oportunidad terminó con incidentes y motivó quejas entre varios vecinos (ver aparte).

Gabriel Alasino, a cargo del área, observó que la convocatoria superó el número de asistentes que en el propio barrio preveían. A la vez, describió que no hubo venta de alcohol y que algunos vecinos decidieron alquilar un baño público.

“Era una fiesta destinada a la familia. No había interés en que se transforme en otra cosa”, evaluó el funcionario, luego de reunirse con los responsables de la fiesta. “Está bien que en cada barrio se den festejos, recuperando el valor social, pero no puede ser abierto, no puede ir cualquiera, porque si pasa como en este caso, donde concurren más de mil personas, se hace difícil algún tipo de prevención por nuestra parte o por parte de la policía”, expuso también.

“Hay un montón de mecanismos del Estado para hacer que una fiesta sea más segura, pero en este caso no se pueden aplicar. No se puede prohibir tampoco si están de acuerdo en el barrio, pero hay que saber que en estos tiempos ya no hay posibilidades de hacer algo así”, advirtió.

Para el funcionario, una de las alternativas posibles a este tipo de fiestas públicas, es el alquiler de un salón donde se sepa quién ingresó, que cuente con habilitación y donde se puedan garantizar las normas de seguridad.

Antes de planificar una fiesta, puntualizó Alasino, lo mejor es acercarse al área de Control Urbano para evaluar posibilidades y riesgos de una actividad que comprometa una cantidad numerosa de concurrentes.

“La gente tiene que saber que no se pueden hacer eventos abiertos sin tener problemas. Si estamos organizados se pueden hacer cosas, pero lo que hay que evitar es hacerlo a escondidas, para garantizar seguridad tanto a quienes organizan como a quienes concurren”, señaló.

Para poder prevenir, estableció, se necesita además integrar a la justicia. “Hace falta inteligencia previa, saber dónde va a ser, tener la orden para poder ingresar a la propiedad privada. No es tan sencillo. El poder del Municipio es limitado en estos casos, pero ya se vio en La Plata que la Fiscalía detectó este tipo de fiestas y dio aviso a la policía. Nosotros vamos atrás de lo que dice el vecino y en muchas ocasiones tenemos que enfrentar situaciones difíciles”, concluyó el funcionario.

Vecinos enojados

La fiesta que se desarrolló en la zona de 10 y 152 en las primeras horas del día de Navidad dejó bastante tela para cortar. En disonancia con expresiones que formulara una de las jóvenes que promueve el festejo barrial desde hace años, se hicieron oír voces de vecinos en desacuerdo con la convocatoria. Según advirtieron los vecinos enojados, los participantes de la fiesta fueron ampliamente más de doscientos. A la vez, señalaron que antes de que los disturbios más graves pusieran fin al encuentro, hubo múltiples situaciones que incomodaron al vecindario, incluyendo riñas, las dificultades para entrar y salir de las viviendas y los efectos de quienes utilizaron como ‘baño’ los ingresos a las casas.






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