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A 42 años de la guerra de Malvinas

Homenaje del CEVECIM a los caídos en la guerra

15:49hs
martes 2 de abril, 2024



El CEVECIM -Centro que nuclea a ex-soldados conscriptos y civiles que participaron de la guerra de Malvinas- ofrecieron durante la mañana de este martes el homenaje anual a sus compañeros caídos en el conflicto bélico, así como en la posguerra.

La actividad propuesta para la jornada comenzó en la sede de la entidad, ubicada en calle 8 entre 159 y 160, desde donde partió la caminata por la Memoria, Verdad, Justicia, Soberanía, Paz y Democracia, en la que los veteranos portaron una extensa bandera celeste y blanca con el acompañamiento de vecinos y representantes de distintas instituciones.

A ellos se unirían otros berissenses apostados junto al mural que en Montevideo y Río de Janeiro recuerda a los caídos en Malvinas. El acto se inició allí con la entonación del Himno Nacional y la colocación de flores. Hubo luego un minuto de aplauso y se dio lectura a adhesiones al acto. También se escucharon palabras del intendente Fabián Cagliardi y la directora municipal de Derechos Humanos, Mara González, así como el mensaje que año a año preparan para la ocasión los integrantes del CECVECIM, leído en este caso por su presidente Jorge Di Pietro.

El mensaje

La que sigue es la transcripción del mensaje pronunciado en la oportunidad por el presidente del CEVECIM.

“Una vez más nos encontramos un 2 de abril para rendir homenaje a nuestros héroes, a nuestros hermanos que permanecen como custodios de la soberanía argentina en nuestro Atlántico Sur.

Este es un día especial para nosotros, es un día de reflexión que de manera inevitable nos lleva a recordar el espanto que significa una guerra. El de 1982 fue un conflicto bélico que no debió ocurrir, que fue mal planificado, mal desarrollado y del que luego nos hicieron cargo a nosotros, a los colimbas, de su resultado.

Los mismos responsables de la dictadura más sangrienta que vivió nuestro país, fueron los que llevaron adelante esta guerra con el solo objetivo de tratar de salvar a su gobierno, a su partido militar, ya cuestionado desde aquí mismo y desde el resto del mundo.

Ellos fueron quienes nos enviaron a enfrentar a los mayores usurpadores territoriales, junto a sus aliados como la OTAN, Estados Unidos  entre tantos otros.

Nos enviaron al frente sin las armas y elementos adecuados, sin la vestimenta necesaria para esa zona del planeta, sin pensar en que tengamos al menos una ración de comida en el día. Para ellos nuestras vidas no significaban nada.

Como si esto fuera poco, existieron las torturas a soldados. Los mismos encargados de las desapariciones de personas, asesinatos, robos de niños y niñas, aplicaron métodos similares durante el conflicto bélico.

Ellos fueron los responsables de los estaqueos. Ellos ataron de pies y manos y casi desnudos en el sueldo malvinense a muchos de nuestros compañeros. A otros los torturaron con descargas eléctricas usando equipos de comunicación y también sumergieron a nuestros jóvenes en el agua helada. Por su puesto que los golpes, simulacros de fusilamientos y la subestimación del ser humano estuvieron a la orden del día.

Estos hechos han sido denunciados ante la justicia, hemos presentado más de ciento ochenta denuncias que esperan llegar a juicio desde hace más de 15 largos años. Seguimos esperando y exigiendo justicia.

Llego luego la campaña de desmalvinización, el propio gobierno militar se encargó de denominar al conflicto como “la gesta de Malvinas”, tratando de darle un nombre romántico a su fracaso y con la intención que no se discuta lo que allí ocurrió.

Así llegaron los primeros homenajes en los que se mezclaron a todos los que integraron las tropas malvinenses. Los nombres de soldados y generales escritos en monumentos sin ningún tipo de distinción aportaron también a la confusión, para que los argentinos no pudieran entender la necesaria diferencia entre los que lucían insignias con quienes solo fuimos soldados conscriptos.

Somos hijos y parte responsable del regreso a la vida democrática. Pero los nuevos tiempos, a pesar de algunas buenas intenciones no nos tuvieron en cuenta.

Sólo nos cobijaban nuestras familias y amigos. No teníamos la asistencia y los medios necesarios para curar nuestras heridas físicas, tampoco para atender el dolor interno y apaciguar los pensamientos.

Nos llamaron héroes, pero al día siguiente nos quedamos solos y sin nada.

Bajo esas circunstancias muchos de nuestros compañeros agobiados en una lucha interna y otra vez indefensos, decidieron quitarse la vida. Eso también nos duele en el alma cada día.

Con esas realidades surgieron centros de ex combatientes como el nuestro. Teníamos la necesidad de volver a estar juntos.

Desde estos lugares como el CEVECIM redactamos, presentamos e hicimos la fuerza necesaria para obtener las reivindicaciones que nosotros y nuestras familias necesitaban y aún seguimos en ese camino.

Con el paso del tiempo como institución estrechamos lazos firmes con nuestra comunidad, nos integramos y nos integraron a la vida en sociedad. Recibimos afecto y solidaridad de múltiples maneras.  Del mismo modo desde el CEVECIM respondimos con nuestra presencia y acción.

Con nuestra cocina de campaña participamos gustosos de diversas actividades ofreciendo chocolate caliente, locros y otras preparaciones. Durante la pandemia en nuestra sede elaboramos y repartimos platos de comidas calientes a familias de barrios que los necesitaban.

Con recursos y trabajo propio, más la colaboración del Ejecutivo local, empresas y amigos, fuimos mejorando nuestra casa y lo seguimos haciendo. Tenemos nuevos proyectos que buscan como en cada acción difundir la idea malvinizadora en charlas, con el programa “Malvinizar” que llevamos adelante junto al municipio, nuestro libro, nuestro programa de radio y en cada espacio que se nos ofrece.

El CEVECIM tiene todos los días las puertas abiertas para quienes quieran acercarse. Somos una entidad conformada por ex-combatientes, soldados, conscriptos y civiles que estuvimos en Malvinas, la que con el tiempo se fue nutriendo de colaboradores que nos dan nuevos impulsos.

Como es lógico en todo grupo, cada uno de nuestros integrantes tiene sus ideas y visiones políticas, sus ideales y razones. Pero todos, todos coincidimos de manera unánime en la defensa en paz de nuestra soberanía sobre las islas del Atlántico Sur, la Antártida y en todo lo referido a lo que nos pertenece por derecho como país.

La defensa de esta soberanía es sin duda un tema político. En eso hacemos política de defensa de nuestro patrimonio cuando las acciones de gobierno son a favor de ese cometido y las repudiamos cuando atentan contra el patrimonio nacional.

En la historia argentina hemos visto de las dos cosas.

Destacamos cuando durante el gobierno de Arturo Illia a sus enviados ante Naciones Unidas que lograron que se apruebe la Resolución 2065, la que reconoció la existencia de un conflicto de soberanía, que convocó a las partes a negociar y que desestimó en este caso, la aplicación del concepto de autodeterminación de los pueblos.

Otro hecho significativo, ocurrió durante la última presidencia de Juan Domingo Perón. En esos años los documentos nos muestran que se avanzó en un proyecto de conformar en primera instancia un gobierno conjunto, que con el correr de los años derivaría en la posesión definitiva de las Islas Malvinas a manos argentinas. El golpe militar de 1976 dejó sin efecto todo lo avanzado.

Hoy la actualidad nos pone en alerta y nos obliga a encarar acciones para defender nuestro territorio, archipiélagos y mares. Tenemos un gobierno nacional que puso en práctica un plan sistemático de entrega de la soberanía. El presidente Milei es un negacionista que idolatra a Margaret Tatcher, una criminal de guerra que en 1982 dio la orden de hundir al Crucero General Belgrano, fuera de la zona de exclusión determinado por su propio gobierno. Allí murieron más de trescientos compatriotas.

Tenemos una canciller que defiende de manera increíble el concepto de autodeterminación de los pueblos, igual que lo hacen los británicos. Está claro que las Islas Malvinas las heredamos de España luego de nuestra independencia y que en el año 1833 fueron usurpadas por los ingleses que expulsaron a la población existente e implantaron a su gente.

La señora ministra tiene la obligación de cumplir con la cláusula transitoria primera de nuestra Constitución que habla de reclamar de manera permanente la soberanía de nuestras islas.

Como si esto fuera poco, la vicepresidente es otra negacionista, hija de un militar integrante de la última dictadura y carapintada. Ella niega a los 30 mil desaparecidos, como así también las torturas realizadas por cuadros de oficiales y suboficiales en Malvinas. Se jacta de ser malvinera, sin embargo no dice nada contra las mencionadas consideraciones del actual presidente y de su canciller.

Razones históricas, jurídicas y geográficas muestran a las claras que la argentino posee derechos sobre la extensión del Atlántico y sus archipiélagos. Lugares que cuentan con importantes riquezas, recursos naturales y guardan reservas fundamentales para un futuro próximo. Algunos aquí no lo entienden, pero otras banderas hoy explotan y se llevan nuestras riquezas de manera ilegal.

A 42 años del comienzo de la guerra seguimos levantando nuestras banderas de memoria, verdad, justicia, soberanía, paz y democracia. Destacamos el compromiso y acompañamiento del actual Ejecutivo municipal que está siempre atento a nuestras necesidades y al Estado provincial, como así también a gremios, instituciones y amigos y amigas.

Seguiremos resistiendo, porque a veces parece que es nuestro destino.

Como siempre decimos, el mapa de nuestro país no estará completo hasta que los héroes que descansan en Malvinas no estén bajo la bandera celeste y blanca.






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