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“Ni la década ganada, ni la revolución de la alegría pasaron por el barrio”

9:01hs
domingo 5 de noviembre, 2017


Lo asegura Juan Ramón Enrique, de la copa de leche “Corazones Provincianos” que funciona en el barrio “Los Provincianos”.


En los últimos días cobraron estado público -a partir de publicaciones efectuadas en algunos medios nacionales de importante circulación- algunos datos de un informe sobre villas y asentamientos en el país, elaborado por la ONG Techo a fines del año pasado. Conforme al estudio aludido, la mitad de las villas y asentamientos del país registra un alto grado de vulnerabilidad y dos de cada diez atraviesan una situación crítica. Eso significa que el ingreso de ambulancias y móviles policiales es prácticamente imposible, que el lugar se inunda cada vez que llueve y que brillan por su ausencia los servicios elementales.

El informe toca a Berisso, ya que establece que el barrio denominado “Los Provincianos”, en las proximidades de Villa Roca, integra la triste nómina de los asentamientos con más dificultades, junto a otros como el “Lapacho III” de Tartagal y “La Lagunita”, de Rosario. Del mismo modo, consigna que en el período 2013-2016 no hubo mejoras en los más de 2.000 barrios precarios relevados en todo el país.

En carne propia

El barrio “Los Provincianos” es habitado por alrededor de 350 familias que sufren especialmente las inundaciones y las carencias de servicios básicos como el agua potable y la luz.

El asentamiento nació en 2009 y no resulta fácil ingresar por el estado de las calles. Tampoco cuenta con alumbrado público ni conexión a la red cloacal y el agua potable llega a través de una manguera que conecta a todo el barrio.

Luego de que trascendieran los datos del informe, habitantes de la zona decidieron exponer la problemática que enfrentan a diario. Entre ellos está Juan Ramón Enrique, responsable de la copa de leche “Corazones Provincianos”, ubicada en 27 entre 153 y 154, quien se refirió a la situación que atraviesan un 1300 chicos que viven en la zona. “En gestiones anteriores se vivía un poco mejor; nos daban una mano. Pero ahora nada: estamos cada vez peor. Ni el Estado nacional ni el Provincial se nos acercaron en ningún momento. Ni la década ganada ni la revolución de la alegría pasaron por el barrio”, resumió, definiendo que cada jueves más de 50 chicos de hasta 12 años se acercan a tomar la leche.

“Las calles están intransitables. Cuando llueve, caen cuatro gotas y se inunda todo. No se puede salir del barrio, lo que haría falta es arreglar las calles. El año pasado, cuando intentaron entrar los bomberos, el camión quedó encallado en el barro y un hombre murió quemado luego de un incendio en su casa, producto de un cortocircuito”, describió Enrique.

Luego, ahondó en el tema de los servicios. “Desde la época de Slezack hay tres cables que dan luz a todas las familias. Lo mismo sucede con el agua: hay un caño de dos milímetros que abastece a todo el barrio”, planteó, observando por otro lado que los zanjones están tapados, lo que resulta un peligroso foco infeccioso.

Conforme al relevamiento que realizara oportunamente la ONG Techo, que entregó unas cincuenta casillas en el barrio, viven allí familias llegadas fundamentalmente desde Entre Ríos, Tucumán y Salta.






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