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La góndola se adapta a la pandemia

11:58hs
domingo 12 de julio, 2020


Una recorrida por algunos comercios del distrito permite advertir las variantes en las pautas de consumo que fueron generándose desde la irrupción del Covid.


Sin dudas, la pandemia y el aislamiento social impactan directamente en las pautas de consumo. Un breve recorrido por comercios de diferentes puntos del distrito ayuda a percibir algunas particularidades que se advierten al respecto en los días que corren.

Jorge Giorgeff, titular del supermercado “El Galpón”, reveló que en el caso de su comercio, durante el primer mes de la cuarentena las ventas se habían visto duplicadas y hasta triplicadas, por un lado por el temor de los vecinos a un desabastecimiento y, por el otro, porque en ese momento el miedo a contagiarse de coronavirus era menor y la gente salía más. La situación, expuso, cambió a partir de mayo.

“En estos dos últimos meses, las ventas volvieron a caer a los niveles de febrero”, relató. Entre los motivos que detecta, enumeró que “creció el temor a contagiarse del virus, la plata se empieza a acabar y la gente evita las filas con este frío”.

Leonardo Tórtora, dueño del súper “De la Plaza Almafuerte”, observa que en el caso de dicho comercio, la cantidad de clientes disminuyó desde que comenzó la cuarentena pero “subió el promedio del ticket de venta porque la gente compra en más cantidad”.

Con esfuerzo, se sostienen los precios

Consultados sobre los valores de los productos en góndola, el dueño de El Galpón mencionó que las empresas líderes retiraron las promociones y envían menos mercadería, lo que representa un ‘aumento encubierto’. “De todas formas yo elegí mantener los precios y resignar ganancias”, indicó.

Por su parte, el dueño del Autoservicio ‘Sur’ de Villa Zula, Jorge Massaccesi, coincidió en que las grandes firmas retiraron las bonificaciones y agregó que además ‘les cortaron las cuenta corriente y se manejan sólo con efectivo’.

“Otra cosa que ocurre es que muchas marcas hoy no tienen tanto stock porque se les va la mercadería en los bolsones de alimentos. Entonces no se pueden conseguir productos que antes se conseguían”, describió el comerciante de Villa Zula.

Asimismo, mencionó que la lista de precios máximos que se fijó era igual para mayoristas y minoristas, lo que resultó una complicación. “Si yo compro un producto a 140 pesos en el mayorista no lo puedo vender al mismo precio pero luego la inspección te observa por eso. Estuvo mal diseñado el esquema”, manifestó Massaccesi.

Más harina, menos carne y bebidas alcohólicas

Uno de los cambios más notorios en el consumo de la gente, coincidieron los comerciantes, tuvo que ver con el aumento en la compra de productos de repostería. “Ahora se vende mucha levadura y vainillín, productos que antes no tenían tanta salida, y eso se debe a que la gente cocina más”, destacó Tórtora.

En su caso, la caída en ventas se vio principalmente en el sector de la carnicería, mientras que para el dueño de El Galpón, los productos que más se dejaron de vender fueron las bebidas alcohólicas como la cerveza y el vino, así como los fiambres. “Las latas de cerveza y todo lo que lleva una picada por ejemplo se dejó de vender porque ya no hay encuentros entre familias y amigos”, explicó Giorgeff.

Según Massaccesi también aumentó la venta de fideos, arroz, latas de conservas y harina. “Hoy no se venden tantas gaseosas y snacks como papas fritas y palitos porque la gente no se reúne”, puntualizó.

Un panorama distinto en cuanto al nivel de ventas es el que exhibe por ejemplo la tradicional casa “Don Armando”. Su titular, Alberto Amiel, aseguró que la actividad del comercio está en un 30% comparado con la que mantenía antes de la pandemia. No obstante, el empresario local compartió con los supermercadistas apreciaciones similares en cuanto a la mayor salida de determinados productos por sobre otros.

“Vendemos muchas tortas y pan, pero cayó mucho la parte de la facturería y de comida para llevar, porque al no reunirse la gente deja de comprar este tipo de cosas”, señaló.

Frutas y verduras por delivery

Si bien los negocios de primera necesidad dedicados a la venta de comestibles e insumos de higiene se encuentran habilitados para abrir desde el comienzo de la cuarentena, muchas familias optan por continuar haciendo sus pedidos a los comercios cercanos a través de las redes sociales.

“El flujo de gente que viene es mucho menor pero creció la demanda por servicio de delivery y el gasto promedio por cliente. Tenemos entre 250 y 300 pedidos semanales y la gente pasó de gastar trescientos pesos en promedio a mil”, contó Raúl Fernández, dueño de ‘Frutas y Verduras Génova’.

“Al principio se vendían más productos para elaboración pero ahora de a poco crece la demanda por productos elaborados. Tenemos muchos clientes que al no tener gastos de salidas afuera y combustible, destina el dinero a la compra de comida hecha”, argumentó.

Un rubro en la primera línea de batalla

Como ocurre con los médicos y enfermeros, los auxiliares docentes, policías y otros tantos sectores de trabajadores, los dueños de comercios de primera necesidad y sus empleados también están expuestos al contagio de coronavirus.

“En un principio cerrábamos a las 17:00 para que la gente se moviera menos y evitar que nuestros empleados tuvieran que viajar tarde en transporte público. Fue una idea que intentamos repliquen en otros comercios, pero no ocurrió”, contó el dueño del Autoservicio Sur.

En ese sentido, Massaccesi agregó que el día a día es muy difícil para todos los que trabajan dentro del comercio porque si bien tienen la suerte de no perder su empleo, sienten miedo y se deben enfrentar a situaciones muy estresantes.

“Es difícil cuando los clientes se niegan a cumplir con las medidas de seguridad o cuando se retiran el barbijo, porque nos ponen en peligro a todos”, sentenció.

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