Recordándolo en el día de su cumpleaños, se rindió en la Media 1 un homenaje a Daniel Carriquiri. El sector del establecimiento dedicado al canotaje fue bautizado con su nombre.
Caía la tarde del viernes de la semana pasada cuando, en la Escuela de Educación Secundaria Nº 1 “Raúl Scalabrini Ortiz”, se dieron cita familiares, amigos y allegados de un ‘profe’ querido por todos, que en la jornada hubiera cumplido 59 años.
Daniel Carriquiri falleció en febrero del año pasado, mientras practicaba windsurf en la zona de La Balandra. Pero para quienes se reunieron en su cumpleaños sigue estando presente.
Durante el emotivo acto se descubrió una placa en el sector de canotaje, al que se impuso su nombre, teniendo en cuenta que fue el primer impulsor de la actividad en la escuela.
“Fue una persona que marcó una fuerte impronta en el distrito a partir de su desempeño como docente”, comentó alguien durante el homenaje.
Recién recibido de profesor en Educación Física, Carriquiri comenzó su carrera profesional en 1979, en la que hoy es la Dirección municipal de Deportes, proponiendo distintas actividades y colaborando con el Círculo Atlético de Berisso, impulsado por el también inolvidable Olmi Filgueira.
Años más tarde, promediando los ’80, se transformaría en el ‘alma mater’ del taller optativo de canotaje de la Media 1, a propuesta del regente Guillermo Cabrera. Así fueron formándose los primeros alumnos conectados con la disciplina, entre ellos Javier Pess, hoy profesor e impulsor del homenaje.
Creado en diciembre de 1988 el Centro de Educación Física, su primer director, Damián Spinosa, convocó a Carriquiri a encabezar el grupo de canotaje, eje inicial de la institución.
Desde entonces, fue el ‘profe’ el que prestaba o gestionaba elementos para que los chicos pudieran hacerse al río. Y al mismo tiempo quien hizo que el canotaje educativo estableciera un fuerte nexo entre el CEF y la Media, sin dejar de lado la actividad aún en tiempos de invasión de camalotes, en los que se encararon jornadas solidarias de limpieza de los canales.
“Daniel siempre tenía un chiste fácil a flor de labios, mofándose de caras, vestimentas y manos sucias con el barro de los camalotes. Terminábamos como correspondía: haciendo choripanes a la parrilla y contando anécdotas”, rememoró un testigo de aquellos días.
“Realizar una semblanza de Daniel no es difícil porque era lo que demostraba a diario, cotidianamente. Honesto, comprometido, solidario y buen compañero, estaba donde se necesitada sin necesidad de pedirlo. Carismático y convocante, nunca le faltaron alumnos siendo la actividad de participación voluntaria”, estableció un amigo de años, quien lo definió también como ‘un artesano’, teniendo en cuenta que reparaba ‘en el tallercito de su casa’, todo lo que se rompía.
“Fue muy generoso, porque compartió sus conocimientos, enseñándonos a muchos cómo dar este tipo de clases. Era dueño de una inteligencia operativa, porque resolvía rápido situaciones que generaban incertidumbre y además era una persona que actuaba como pensaba, que ponía su pensamiento de manifiesto siempre”, puntualizó un docente que tuvo la oportunidad de trabajar a su lado.
En el homenaje, no se pasó por alto la alusión al gran sentido del humor que Carriquiri ponía en evidencia constantemente. Pero sobre todo se recalcó que ‘supo hacer de la amistad un culto’.
