Se trata de una obra en la que los desaparecidos berissenses serán más que nombres. Alrededor de trescientas páginas que procurarán rescatar del olvido cientos de historias.
“Las vidas que nos faltan” es el nombre del libro del ex-senador provincial y ex-funcionario de Cancillería Jorge Drkos que editará la administración provincial para distribuir luego entre escuelas, bibliotecas y otras instituciones.
El autor, referente del Frente Grande en el Frente de Todos, define el objetivo que se propuso al comenzar a trabajar en la obra. “SE trata de romper la inercia que la derecha intenta instalar para que no tengamos memoria y no recordemos estos hechos. Esas historias iban quedando y haciéndose desconocidas, por eso las escribimos”, define.
El libro se publicará en abril y Drkos eligió su título tratando de reflejar anécdotas, historias, amores, alegrías y tristezas de 130 vecinos de la ciudad que fueron víctimas de la última dictadura cívico militar. El trabajo se inició durante la pandemia, aunque era un proyecto pendiente había nacido por la vinculación del autor con la Comisión Permanente por la Memoria.
Cuando llegaban a alguna institución, describe, leían la nómina de los desaparecidos y daban datos sobre la época. Sin embargo, esa lista, era algo más que nombres de personas que ya no están. Había sueños, proyectos, amores y desamores. Había barrios, familias, amigos, clubes en los que practicaban deportes. Había vidas.
“Buscamos dar contenido a esa lista que se lee cada vigilia. Saber qué hacían en su vida cotidiana, dónde vivieron, dónde trabajaron”, detalla Drkos, manifestando que el desafío es poder recordarlos desde un lugar diferente, no solamente desde el dolor.
El paso del tiempo hizo que el trabajo no fuera sencillo. En algunos casos no se conseguía dar con familiares, vecinos o amigos de hombres y mujeres que figuran en la lista berissense de desaparecidos.
Durante su trabajo de ‘arqueología cibernética’, como lo define, también descubrió historias no tan conocidas, en algunos casos ligadas por ejemplo a Néstor Kirchner y Cristina Fernández en los años setenta platenses. También hay respuestas sorpresivas a varias preguntas: ¿Qué hecho disparó la novela de Henry Graham Greene que tiene como protagonista a una pareja de nuestra ciudad? ¿Qué dirigente militó con Roberto Santucho? ¿Qué vecina fue asesinada y participó de la película Boquitas Pintadas? Múltiples historias se contarán en el volumen de más de 300 páginas.
Drkos define que si bien fue quien narró las historias, la construcción fue colectiva. Y las redes ayudaron. Fueron más de cien las personas junto a las que tejió estas narraciones. “Son historias que merecemos conocer. Son parte de nuestro pasado, parte de nuestra historia y seguramente servirán para construir un futuro mejor para la sociedad en la cual vivimos. Se puede o no coincidir pero luchaban por una Argentina más libre y más justa”, considera el autor.
El título se decidió a partir de la ausencia. “¿Qué hubiera pasado si estuvieran vivos?”, se pregunta Drkos. Y postula que Argentina hubiera sido ‘un país diferente’. “Hay que recuperar su legado y su lucha por la Argentina que soñaron y por la que dieron su vida”, sostiene.
Las historias de los militantes se enmarcan en un clima de época, describiendo crueldades en el ámbito fabril y las protestas que nacieron al calor de las injusticias.
La primera víctima a la que el libro alude se registró el 14 de octubre de 1974 mientras se preparaba la movilización del 17 de octubre. Fue en la puerta de la Unidad Básica de Barrio Obrero. “El terrorismo de Estado comenzó antes del 24 de marzo, con la Masacre de Ezeiza, el 20 de junio de 1973. Ahí comienzan a actuar los grupos parapoliciales que incrementan luego su participación, con persecución y asesinato de militantes populares. Del 20 de junio de 1973 al 24 de maro de 1976 se contabilizan aproximadamente 3 mil asesinatos y más de 9 mil desapariciones”, postula Drkos, aseverando que en la región operó la CNU y se contabilizan más de 20 víctimas.
Dos autos pasaron desde La Plata hacia la Montevideo y, con una ráfaga de ametralladora, mataron a Juan Carlos ‘el Cuervo’ Leiva. Durante el hecho hirieron a otros dos militantes. A pesar de que los llevaron al hospital para ser asistidos, Leiva no sobrevivió. A partir de ahí comienza el accionar de las fuerzas represivas que, mayormente y como recuerda Drkos, se daba por la noche.
El libro sigue una línea de tiempo que permite dar cuenta del devenir de las organizaciones y de los actores que las integraban. “Rescatamos en estas historias la convicción y militancia como único instrumento capaz de modificar la vida de la gente”, define finalmente Drkos.
Cada semana, un nombre
Desde hace un año y a pedido de la Comisión por la Memoria, se publican en estas páginas recordatorios relacionados con las personas que figurarán en el libro de Drkos. “Seguimos sembrando memoria”, es el título que eligieron desde la Comisión para, junto con una foto, dar cuenta en pocas líneas de algún aspecto de las víctimas del terrorismo de estado.
Pedro Jorge Gutzos era descendiente de griegos y trabajaba en ARS. Además era delegado del sector aislamiento eléctrico. Integraba la Agrupación “Celeste”. Lo secuestraron el 20 de marzo de 1976 de su casa en Barrio Obrero y fue asesinado en el barrio de Abasto junto a José Luis Lucero y Fortunato Andreucci, compañeros de trabajo.
Alfredo Donati volvía en auto de un torneo de bochas junto a un grupo de amigos. No escuchó la voz de alto del control militar y fue baleado en 122 y 51. Murió casi en el acto.
Alicia Beatriz Carlevari estudiaba arquitectura y trabajaba en YPF. Militaba en la Juventud Universitaria Peronista. Fue asesinada en la vía pública junto a su marido Eduardo Franco. Estaba embarazada de 8 meses. Tenía 23 años. Son solo algunas de las historias que quedan en el papel, para quedar en la memoria.
