Caía la tarde del pasado domingo cuando un nutrido grupo de vecinas y vecinos, de diferentes edades y procedencias subió por calle 12 al Terraplén Costero para tomar luego el camino hacia Palo Blanco en pos de consumar su cita con la luna llena.
“Sueño de una noche de verano a Palo Blanco” fue el nombre con el que el grupo VACHUG (Vecinas Autoconvocadas por el Humedal Urbano Génova) bautizó a la iniciativa, que entre otras cosas permitió contemplar la salida de la luna llena en la playa más cercana al casco céntrico del distrito.
La propuesta, recordaron desde VACHUG, estuvo inspirada en una actividad que lleva adelante el grupo “Pará la mano” de Hudson, con el que se hizo contacto para tener el visto bueno.
Portando repelente, gorra y bolsos con linterna, agua y mate, el grupo se internó en el monte y llegó a destino un rato antes de las 20:19, hora prevista para la aparición de la luna.
La experiencia dejó un sabor dulce. “Convocamos por diferentes vías a lo largo de seis días. Fue muy intenso. Recibimos muchos mensajes, preguntas, apoyo y consultas. Suponíamos que iba a ser una buena movida, pero superó nuestras expectativas”, mencionaron culminada la experiencia referentes del VACHUG, profundamente comprometidas con objetivos ligados a la preservación del medio ambiente.
Es que finalmente, fueron unas ciento cincuenta las personas que se sumaron a lo que constituyó una especie de peregrinación en honor a la naturaleza. “Fue una caminata llena de energía, conectando con los pocos espacios naturales que nos quedan. Personas que no se habían visto nunca pudieron compartir charlas, mates, risas y reflexión”, apuntaron desde el grupo.
“Debemos sentir orgullo de nuestras playas, de que sean distintas a lo que está de moda, de valorar lo agreste y lo natural”, afirmaron al mismo tiempo, expresando que cualquier mejora que se proyecte para el lugar debe realizarse “consultando a quienes viven en el lugar, a quienes lo disfrutan y lo eligen, a quienes aman y defienden el territorio”.
En ese sentido, se manifestaron en contra de la presencia en la playa de “cemento, escombros descartados, espigones extraños que nadie planificó ni quería, residuos sólidos urbanos, usurpadores de espacios públicos y desmalezadoras que depilan la vegetación”.
Por el contrario, se declararon a favor del “mantenimiento de los caminos, la colocación de cartelería, la presencia de guardavidas, guardaparques o cuidahumedales, baños públicos con personal no precarizado, tachos de residuos, recolección de residuos con personal que junte de manera manual y retiro de los residuos”.
Si bien se trató de una experiencia piloto, el balance y los entusiastas comentarios de quienes participaron permiten inferir que habrá nuevas citas en el iniciado romance con luna y río.
