El club YPF fue fundado en 1926 y se convirtió en un lugar recreativo y deportivo para los empleados de la hoy centenaria petrolera y los vecinos de la región. Famoso por sus recitales, su escenario albergó a figuras como Julio Sosa, entre otros. Sus bailes eran esperados por cientos de jóvenes. El jardín, la colonia y la pileta eran puntos de encuentro de los más chiquitos. Las instalaciones daban espacio a deportistas de diferentes disciplinas. Pero como consecuencia de los cambios operados en el Estado en los noventa, cerró y sus instalaciones fueron desmanteladas. Se tapó la pileta e incluso se saquearon objetos preciados de la historia del edificio.
Hace varios meses, un grupo de vecinos comenzó a impulsar su reapertura. En ese marco, se realizaron diferentes reuniones y se decidió trabajar como una entidad reconocida legalmente, para realizar gestiones frente a las autoridades.
La zona de acceso al predio de calle Baradero, en Ensenada, a pocos metros del límite con Berisso, fue el pasado sábado epicentro de un encuentro convocado por la Asociación Civil Club Social, Cultural y Deportivo YPF, que desde el pasado 4 de abril cuenta con personería jurídica.
Las manos de unas trescientas personas se extendieron para abrazar simbólicamente el edificio. También hubo chocolate, inflables, sorteos, metegol, sorteos, números artísticos y actividades artísticas.
Buscando dar a conocer la intención de recuperar el predio los integrantes de la Asociación también fueron parte recientemente de un simposio organizado por la Universidad Nacional de La Plata denominado “Territorios Posibles”. En ese marco dieron cuenta del proyecto arraigado en la historia, identidad y memoria de los habitantes de la región.
Ahora, el objetivo es avanzar en gestiones frente a las autoridades del Puerto y la provincia de Buenos Aires para tratar de que el predio recobre su anhelada vitalidad. Los integrantes de la Asociación también harán visible la campaña desfilando en el acto con el que se celebre el Aniversario de la ciudad de Ensenada. A la vez, se apunta a recuperar algunos objetos ‘emblemáticos’ que volverán al lugar si el proyecto llega a buen término.
De prosperar las gestiones, advierten los impulsores de la iniciativa, también será necesario restaurar varios espacios, para los que habrá que acudir a empresas importantes de la región. El salón principal, indican, se conserva en buen estado, sólo que a veces es blanco de algunos hechos de vandalismo.
