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Museo de la Soda y el Sifón: Dos décadas de una colección única

10:21hs
domingo 30 de abril, 2023



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Miles de objetos se disponen en tres salas y un patio, rindiendo homenaje a la burbujeante bebida que se instaló como sólido hábito de consumo en la mesa de los argentinos por la década del ‘30 y se quedó allí al menos hasta mediados de la del ‘80.

El Museo de la Soda y el Sifón atesora maquinaria, envases y las historias que pueden contarse a través de ellos. Luis Taube, su fundador y director, describe orgulloso cada objeto de una colección que fue creciendo con el impulso del que se bautizó como El Club del Sifón, donde aficionados a la soda se reunían para intercambiar piezas y conocimiento.

Frente al cierre de espacios similares que funcionaban en España y Francia, Taube asegura que el que creó es el único museo del mundo dedicado actualmente a la temática.

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La historia de la soda fue atrapando al coleccionista berissense, quien a partir de la documentación que reunió en investigaciones que se nutrieron de testimonios, propagandas y material de revistas y diarios, se convirtió en un experto del tema.

Son 4.150 sifones los que revisten las paredes de las salas de exhibición. Los ejemplares varían en sus formas: hay sifones de plástico, revestidos, de colores, con mallas y labrados. Son piezas que remiten a diferentes puntos de la Argentina y se complementan con maquinaria y otros objetos utilizados no sólo en la elaboración de la soda, sino también de las aguas gaseosas que por entonces se fabricaban en las soderías.

La bebida llegó al país de la mano de los ingenieros ingleses enviados para planificar la traza de los ferrocarriles. Entre su equipaje, traían sus aguas puras ‘gasificadas’, para que no se ‘pudran’ durante el viaje.

Fue durante los primeros años del siglo XX que la producción explotó en su potencial, tomando un sendero propio, aparte del de las licorerías.

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La bebida que originalmente se servía en bares y restaurantes se trasladó aproximadamente en 1930 a las mesas familiares, ya atrapada en envases de un litro. Se la bautizó ‘Sifonazo’ y se distribuía en cajones de madera, que también abundan en el Museo, para dar noción de lo extendido que estaba el hábito en el país.

Una ruptura en el proceso de envasado se da en la década del ’60, cuando no se permitió el envase de color (verde o azul) porque no permitía ver el contenido. Poco tiempo después llega el sifón de metal que impulsa la marca Drago. Cada familia tenía así la oportunidad de gasificar el agua, ahorrando y manteniendo la higiene.

Quienes quieran asomarse a la historia de la soda y el sifón pueden visitar el espacio ubicado en 128 y 60, haciendo su reserva en contacto con el (221) 593-1200 o el 422-8449.

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