En una entrevista cedida al joven periodista Luciano Nicolás García Laprebende, Mario Kempes evoca el mundial que le dio la primera estrella a la Selección Argentina.
Máximo goleador y mejor jugador del Mundial de fútbol Argentina 1978, Mario Kempes fue uno de los grandes artífices de que la Selección Nacional obtuviera la primera de sus tres relucientes estrellas.
“Que nadie me lo desmienta: uno solo no te gana el mundial, es necesario tener un gran equipo”, definió en los últimos días ‘el Matador’ en una entrevista cedida al joven periodista Luciano Nicolás García Laprebende, reconocido en el mundo digital como @luchonicolas17. En la conversación, repasó también decisivas jugadas de aquel inolvidable torneo.
“Un mundial no es una maratón, ni una carrera de bicicleta, ni una pelea de boxeo. En el fútbol es un equipo el que te va a ayudar a sacar las cosas adelante”, expresó el histórico delantero albiceleste, agradecido del fútbol por haberle dado “una vida espectacular”.
En los años en los que edificó su carrera profesional, repasó, no había ‘lujos’. “Había solamente fútbol, fútbol y más fútbol”, subrayó, recordando que en la concentración de la selección en José C. Paz el plantel se reunía para ver partidos en una tele de 30 x 30 en blanco y negro. “Para nosotros era un hotel diez estrellas. Estábamos ahí por algo: para poner al fútbol argentino al nivel que le correspondía. Y se consiguió…”, manifestó.
Eran días en los que no había ‘excentricidades’ y la fama no ejercía una presión como la que puede ejercer por estos días. “No hubo locura después de ese Mundial. Yo terminé el campeonato y me tomé unas vacaciones en Bell Ville (Córdoba), en la sierra. Gracias a dios pude enfrentar la fama con los pies sobre la tierra”, reflexionó el gran goleador.
Una inolvidable volada
Además de un extraordinario goleador, Kempes fue durante unos segundos del Mundial ’78 -en el partido ante Polonia en el que además marcó los goles del 2 a 0- un excepcional arquero. Los hinchas más antiguos de la celeste y blanca recordarán sin dudas aquella ‘volada’ con la que el cordobés impidió que los polacos consiguieran la igualdad cuando el cotejo por la segunda fase iba 1 a 0 para la Argentina.
“Resulta que yo siempre ocupaba el primer palo. Después del centro no sé qué pasó ahí, y yo me quedé como último en la raya. Normalmente no estaba en la raya, porque cabeceábamos y salíamos”, rememoró al ser consultado por García Laprebende respecto de aquella jugada.
“Normalmente era Passarella el que las sacaba a todas en la defensa. No sé qué pasó, vino otra vez el centro y el ‘Pato’ no sé dónde estaba. Y lo único que me quedaba a mí era eso. Con la pierna no llegaba, ni loco; con la cabeza tampoco. Me quedaba la mano”, narró.
Aquel legendario ‘manotazo’ derivó en la obvia sanción de la pena máxima para los polacos. “Menos mal que el ‘Pato’ después solucionó el problema”, recordó con una sonrisa el Matador, repasando la posterior atajada del penal, a cargo de Ubaldo Matildo Fillol, destacado golero de aquel equipo campeón.
Para repasar diferentes tramos de la entrevista, se puede visitar en Instagram el perfil @luchonicolas17, en el que Luciano Nicolás García Laprebende comparte periódicamente material relacionado con importante figuras del deporte.
