CULTURA

El Teatro Comunitario Berisso en el año de sus ‘quince’

Para contarse y contar

9:54hs
lunes 12 de octubre, 2020



Fue en septiembre de 2004 cuando comenzaron a delinearse los primeros pasos del proyecto que se materializaría en marzo de 2005. De la mano de Adhemar Bianchi, Ricardo Talento y Cristina Caggione, impulsores de Catalinas Sur, y a partir de un programa de la provincia de Buenos Aires denominado “Escenarios”, el teatro comunitario desembarcó en Berisso, Ensenada y Tolosa. Fueron los miembros de Catalinas quienes entusiasmaron al grupo inicial para conformar y llevar adelante la propuesta; además de formarlos en una práctica desconocida. Si bien Berisso había contado con varios grupos de teatro, nunca había surgido uno con estas características.

Inicialmente fueron alrededor de 40 vecinos los que se sumaron a la propuesta para construir los “Primeros Relatos” (nombre que se dio a la obra inaugural). Y llegaron a sumar 60.

Uno de los ejercicios que se usó por entonces tuvo como disparadores a objetos ‘de época’. Cada actor llegaba con anillos, carnets del frigorífico, ropa y otros recuerdos para contarse y contar. Elementos propios o atesorados en la familia.

Somos de Berisso señor, sáquese el sombrero”, cantaban cerrando una obra que les permitió recorrer la región y el país dando cuenta de la historia y del arte como derecho. “Un derecho que se construye en una comunidad con sus diferencias, con su heterogeneidad; pero que puede trabajar junta y construir un relato desde la diversidad de creencias, de posturas políticas y sociales; pero con una utopía maravillosa. De esta manera, desde lo colectivo, desde esa diversidad, se construye un relato, se construye una sociedad que es mucho mejor, que es mucho más potente porque incluye a todos”, puntualiza Laura D’Angelo -para todos ‘Lala’-, actual responsable del proyecto.

Si bien la pandemia afectó la modalidad presencial y se suspendieron los ensayos en el Escuela 9 de calle Nueva York, el Teatro siguió funcionando como lugar de encuentro y contención.

Whatsapp y Zoom sirvieron como plataformas para ejercicios y para seguir en contacto y continuar con el espíritu de grupo, rasgo que los identifica. Desde abril, se ven por pantalla.

Con los mismos condicionamientos, el TCB busca avanzar en el proyecto de darle forma a la casa propia. La sala estará en la emblemática esquina de Nueva York y Marsella y conforme a lo que se proyecta, estará abierta a otras expresiones culturales de la ciudad. Fue Lito Cruz quien oportunamente dio un importante aventón, haciendo posible la entrega de dos subsidios que permitieron comprar el lote que espera la concreción de la obra.

Ladrillos de regalo

La celebración por la llegada de los 15 quedó postergada. Los invitados -entre ellos los antiguos directores Javier De Jesús, Clementina Zir y Cristina Ghione-, la función en el Cine Teatro Victoria y los abrazos deberán esperar.

La propuesta se reconfiguró y ahora estas quince temporadas se celebrarán trabajando en la articulación de una campaña pro-construcción. Los interesados en acceder podrán sumar su ladrillo colaborando a través de las diferentes billeteras virtuales o por transferencia bancaria. Hay colaboraciones de 300, 500 y 1000 pesos. “Invitamos a la comunidad a hacer una donación, una contribución. Nosotros ya somos un Teatro desde lo simbólico y desde lo concreto somos un grupo que hace teatro hace 15 años, pero tenemos el sueño de tener un espacio propio porque potenciaría no solamente la propia actividad del teatro comunitario, sino también la cultura de Berisso”, manifiesta Lala.

Cuando alguien pase por el barrio, reflexiona, podrá decir ‘un ladrillo de ahí es mío, yo aporté para la cultura de Berisso’. Como era costumbre antiguamente, en tiempos en los que se construyeron iglesias, colectividades y hasta casas entre los ‘paisanos’ que pisaron Berisso.

Es que este tipo de teatro da y recibe. Recibe y da. Dio la posibilidad a muchos vecinos de acercarse a su primera obra teatral como espectadores o protagonistas en una plaza, en el puerto, en una escuela, en una fiesta; recibió aplausos y ovaciones, nuevos integrantes y propuestas para salir de gira.

“Ibas a hacer los mandados y había un grupo que te sorprendía. Quizá para muchos vecinos y vecinas fue la primera vez que iban al teatro, la primera vez que vieron a tantos actores subidos en un escenario con butacas de pasto o en la conchilla o de cemento y con funciones a la gorra”, observa Lala.






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