De la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC se desprende que el 52,3% de los habitantes de región está por debajo de la línea de la pobreza y el 20,1% se encuentra en la indigencia. Ante panoramas así de preocupantes, surge como reacción en muchos casos la del refuerzo de la fe. Por eso, San Cayetano, Patrono del pan y del trabajo, cobija las intenciones, pedidos y agradecimientos de cientos de fieles que se acercan en rezo y peregrinación a templos en los que se erige su figura, tal el caso de la parroquia ubicada en la Manzana 5 del barrio berissense Juan B. Justo, en inmediaciones del Barrio Obrero.
Cayetano de Thiene fue un presbítero nacido el 1° de octubre de 1480 en Vicenza, ciudad del noroeste de Italia. Comenzó sus estudios formales en Derecho en la Universidad de Padua y a sus 26 años se mudó a Roma para comenzar su carrera en la religión, siendo secretario privado del papa Julio II. Tras el fallecimiento del Sumo Pontífice decidió convertirse en sacerdote y fue instruido como tal en 1516.
Es recordado por sus esfuerzos por asistir a las personas pobres y a los enfermos en todos los viajes que emprendía y ciertas asociaciones que creaba con este fin, como Montes de Piedad.
Durante la Reforma Protestante, consignó que lo primero que había que hacer para reformar a la Iglesia era “reformarse uno a sí mismo”.
Cayetano falleció el 7 de agosto de 1547, con 66 años. Pese a transitar varios años de una dura enfermedad, se negó en ese tiempo a descansar sobre un colchón. Su imagen bondadosa y desinteresada fue recordada por muchos y al poco tiempo comenzó a hablarse de milagros obrados por medio de su intercesión. El 8 de octubre de 1629 fue beatificado por el papa Urbano VIII y canonizado el 12 de abril de 1671 por el papa Clemente X.
El obispo Gabriel Mestre, quien esta semana encabezó junto al diácono Claudio Marcello las actividades desplegadas en Berisso por las fiestas patronales se refirió a la devoción por el Santo.
“Fue un sacerdote muy sensible a la realidad de los pobres y en esto de buscar la justicia se ha arraigado mucho en Argentina. La fama y el conocimiento de San Cayetano se da parte en Italia y en otras partes del mundo pero caló fuerte en nuestro país por la migración Italiana. Damos gracias a Dios que sea el Santo de la paz, el pan y el Trabajo”, expresó en un alto de una agenda cargada que incluyó misas y jornadas de procesión recorriendo calles y hogares del barrio junto a la imagen del Patrono.
Mensaje de esperanza
Este miércoles, al templo de la manzana 5 del barrio Juan B. Justo, los fieles llegaron desde temprano, con pedidos y agradecimientos. En la jornada sumarían en total más de seiscientos, aunque desde el domingo, en el marco del triduo, también habían dicho presente muchas otras personas “con alegría, espíritu de acción de gracias y pedido de trabajo”, según manifestó el arzobispo Mestre.
“Queremos que haya esperanza y confianza. En Argentina estamos acostumbrados a las dificultades. Los argentinos somos maestros en paliar crisis que tienen que ver con diversos ámbitos de la vida, en este caso con lo económico, donde se le hace difícil a muchas familias. Hay que tener esperanza, pedirle a Dios y a las autoridades como lo venimos pidiendo hace años”, mencionó el religioso. “Esto no es una cuestión de grieta ni una cuestión política partidaria. Dentro de las complejidades de la economía mundial hay que tratar de que el pan, la paz y el trabajo lleguen a la mesa de todos los argentinos”, aclaró, describiendo que los rezos en Berisso se unen a los del resto del país en los que, como en el caso de Liniers en CABA, mucha gente se da cita para agradecer y suplicar.
En el marco de su mensaje a la feligresía, Mestre destacó la importancia de agradecer por aquellos que tienen trabajo y de orar por quienes no lo tienen o cuya remuneración no es justa. A la vez, subrayó que la fe debe ir acompañada de acciones concretas, instando a los fieles a tomar a San Cayetano como un verdadero modelo de vida.
Devotos
Nelly llegó en taxi desde Villa Zula. Se bajó con su donación para Cáritas y se acercó para agradecer y pedir trabajo. “Cada vez está más difícil”, manifestó, aclarando que su rezo es tanto para su familia como para la comunidad.
Otra de las vecinas que se acercó a la parroquia reveló su condición de “muy devota”, comentando que todos los años participa animada por la fe.
Similar fue el testimonio de un hombre que comentó que desde inicios de los años 90 concurre a la sede de calle 44 en La Plata ‘para llegar al Santo’. Siendo de Berisso, esta vez decidió acercarse a la parroquia del Juan B. Justo.
Otra devota llega desde hace 30 años desde el barrio Cementerio de La Plata. “Mis raíces están en Berisso y es como volver a casa visitar al Santo. Me da mucha emoción. Son días complejos y hay que pedir porque todos tengan trabajo. Nadie se acuerda de los pobres”, expuso con la voz quebrada.
También acompañaron la celebración el padre Juan Ferri de la Parroquia San Miguel Arcángel, el padre Julio Espinosa, el diácono Danilo Corazza de la Parroquia Nuestra Señora de Loreto y el presbítero Julio Sarmiento de Santos Pedro y Pablo. Además, se sumó el diácono Roberto Ingeniero de María Auxiliadora, así como varias hermanas canossianas.
