Que la comunidad vele para que a nadie le falte abrigo. Ese es el objetivo de un perchero comunitario creado por una joven de 21 años en un comercio de Avenida Mitre.
Con poco, mucho. Ese es el resultado de la ecuación que resulta de la puesta en marcha de un perchero comunitario que funciona en Avenida Mitre (30) entre 163 y 164, en el local comercial de la Carnicería San Juan.
La impulsora de la idea es Victoria Beloqui, joven de 21 años estudiante de Derecho en la UNLP, quien se inspiró en una iniciativa que da buenos resultados en otros lugares.
La modalidad es sencilla: el que tiene alguna prenda en condiciones que puede ser útil a otra persona -especialmente de abrigo, para afrontar este invierno de bajas temperaturas- lo cuelga en alguna de las perchas, para que la retire quien la necesite.
“El perchero está colgado todos los días, salvo los jueves”, menciona Vicky. “Por mínimo que parezca, que alguien deje un abrigo o ropa de bebé puede ser de mucha utilidad para otro”, agrega, poniendo de relieve que la propuesta no tiene conexión con una ideología política o credo religioso.
El pedido encarecido es que quien deje o retire ropa lo haga ‘a conciencia’, porque no hay controles y la idea es que sea la propia comunidad la que vele por la continuidad de la iniciativa: quienes dejan prendas, tomándose la molestia de colgarlas; quienes las retiran, no llevándose lo que no necesiten.
Originalmente, la idea era implementar una ‘heladera solidaria’, pero en ese caso se requería otro tipo de logística, un poco más difícil de afrontar, teniendo en cuenta costos de energía y revisión de calidad y aptitud para el consumo de los elementos que pudieran ofrecerse.
