Este miércoles, diversas organizaciones ligadas a la actividad de los medios de comunicación recordarán a través de homenajes, actos y otras actividades al reportero gráfico José Luis Cabezas, al cumplirse 26 años de su asesinato.
El crimen de Cabezas, en aquel triste enero de 1997, se inscribe entre los más crueles ataques a la libertad de expresión y a la actividad periodística desde que la Argentina recuperó la democracia y quedó impreso en forma indeleble en la memoria colectiva de quienes abrazan la profesión periodística.
El acto principal, convocado por colegas y familiares, se llevará adelante en la localidad de General Madariaga, lugar en el que el fotógrafo fue hallado sin vida después de haber sido secuestrado y torturado.
Pautado para las 19:00, el encuentro dará continuidad a actividades a lo largo y ancho del país, que incluyeron a las 11:00 un homenaje frente a la terminal de micros de la ciudad balnearia de Pinamar y en el caso de la región, uno convocado por el SIPREBO (Sindicato de Prensa Bonaerense) que se llevó a cabo en plaza San Martín de La Plata, en donde se erige un monumento en memoria de Cabezas.
Una foto, un crimen
José Luis Cabezas fue asesinado en la madrugada del 25 de enero de 1997 por una banda criminal a la que se bautizó “Los Horneros”, tras la publicación de una imagen del empresario Alfredo Yabrán en la revista Noticias en marzo de 1996. El asesinato dejó a la luz prácticas oscuras del mundo de la política y los negocios.
La autopsia confirmó que el fotógrafo recibió dos disparos en la nuca de un calibre 32 dentro del Ford Fiesta que Noticias le había alquilado para que pudiera cubrir la temporada de verano de ese año. Luego, ese vehículo fue prendido fuego para descartar pistas y huellas.
“Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la cabeza”, había mencionado tiempo atrás Yabrán. Y hasta la publicación del trabajo de Cabezas, muchos sabían de su existencia pero pocos conocían su rostro.
Años después del crimen y tras una investigación con alternativas de todo tipo, la Justicia condenó a prisión perpetua a los policías Gustavo Prellezo (sindicado como autor material del crimen), Aníbal Luna y Sergio Camaratta y a integrantes de la banda “Los Horneros” (por su vínculo con la localidad platense de Los Hornos) como José Luis Auge, Horacio Braga, Sergio Gustavo González y Héctor Retana.
También recibieron la misma condena Gregorio Ríos, jefe de Seguridad de Yabrán, y el comisario Alberto Gómez, por liberar la zona.
Aún así, el mayor responsable del crimen, Alfredo Yabrán, no recibió ninguna condena ya que, después de estar meses prófugo, el día que lo iban a detener, en mayo de 1998, se suicidó en una estancia ubicada en la provincia de Entre Ríos.
El juicio, que comenzó en el año 2000, se realizó en el Tribunal de Dolores, el mismo en el que en estos momentos se lleva a cabo el debate oral por el crimen de Fernando Báez Sosa.
Todos libres
Uno de los cuatro integrantes de la banda “Los Horneros”, Miguel Retana, murió preso en 2001. A 26 años del crimen, todos los demás condenados consiguieron recuperar su libertad.
José Luis Auge la recuperó en diciembre de 2004, beneficiándose con una reducción de condena y la ley del 2×1; Gustavo González obtuvo la libertad condicional a fines de 2005 y luego volvió a prisión, aunque por una causa de narcotráfico; Horacio Braga se recibió de abogado pero no lo dejan ejercer por sus antecedentes.
El 2 de octubre de 2010 Gustavo Prellezo accedió al arresto domiciliario, siendo beneficiado con la libertad condicional en 2016. En la cárcel se había recibido de abogado, pero en noviembre de 2020, frente al reclamo de los familiares del fotógrafo asesinado, el Tribunal de Disciplina del Colegio Público de Abogados de CABA resolvió excluirlo de la matrícula.
El ex-jefe de seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos, obtuvo en 2006 la prisión domiciliaria y siete años después se le dio la pena por cumplida.
En el caso de los policías condenados por prestar apoyo logístico, Sergio Camaratta fue liberado en 2006, aunque su pena se revocó en 2012, muriendo tres años después. El oficial Aníbal Luna, quien en teoría es el único que continúa preso por el caso, goza de un régimen especial que, también teóricamente, le permite salir 72 horas por semana. En Madariaga aseguran que tiene la facultad de manejarse como si estuviera libre.
Finalmente, Alberto Gómez, ex-comisario de Pinamar y condenado a perpetua por haber ‘liberado’ la zona, obtuvo en 2010 la prisión domiciliaria y un año después la ‘libertad asistida’, hasta que en 2013 se le dio la pena por cumplida.
