Aunque no existe documentación que lo certifique, la Justicia decidió, luego de algunas entrevistas, asignarle ese nombre, que figurará en el DNI que se le entregará en breve.
Repite las señas que uno hace y, ante la oferta de un cigarrillo, no duda. Sale al patio, se sienta al sol y fuma hasta que asoma la colilla entre sus dedos largos y amarillos teñidos de tabaco.
Después le apunta al actual Director del Hogar Municipal de Ancianos, Raúl Rodríguez, que lo apague. Y éste obedece. Se estima tiene entre 80 y 90 años y una salud ‘de fierro’. Llegó al asilo hace unos 5 años después de que los vecinos lo reportaran perdido y lo encontraran en Florencio Varela, a partir de una foto que salió en la televisión. Desde entonces ya no es parte del paisaje del Hospital Larraín; sobre su cantero solía dormir siestas o sentarse para pedir algún ‘pucho’ a los transeúntes.
Se lo conocía como “Toto” o “Siete sacos” y giraban cientos de historias en torno a su figura: que era médico, que había perdido a su familia en un accidente, que venía de Uruguay. Nunca ninguna se comprobó.
Desde su llegada al Daneri, se inició una causa con el objetivo de que acceda a una identidad. A partir de entrevistas de un gabinete judicial interdisciplinario, finalmente se estableció como su nombre Juan Carlos Ramírez.
Según explica Rodríguez, en los encuentros, él balbuceaba o escribía ese nombre. Nunca se encontró documentación que lo rectifique o ratifique, quizá porque sea cierto que haya nacido en el vecino país, quizá porque no exista.
Lo cierto es que llegó la resolución que le permitirá contar con un Documento de Identidad que dé cuenta de una nueva manera de nombrarlo.
La identidad es un derecho. Hoy ‘Toto’, que es parte de la identidad de los berissenses, tiene nombre y apellido.
