Quién sabe qué poderoso influjo hace que Villa San Carlos siga sin poder sumar cuando sale de Berisso. Este viernes por la tarde, a pesar de dar mucho más que lo que hubiera alcanzado para un empate, el Celeste se quedó con las manos vacías. Por la octava fecha del Apertura de la B Metro, los dirigidos por Laureano Franchi cayeron 2 a 1 ante Fénix en cancha de Deportivo Merlo y deberán tratar de recuperarse rápido para recibir en el Genacio Sálice, antes de quedar libres en la décima fecha, ni más ni menos que a Defensores Unidos, que al día de hoy y con la octava recién iniciada comanda las posiciones.
Ante Fénix, el partido fue intenso, de ida y vuelta y con muchas ocasiones de gol frente a ambos arcos. Cuando San Carlos parecía manejar la batuta, un golazo a los 27 minutos de Scifo (homónimo del extraordinario jugador belga que definió con categoría) hizo saber a los de Berisso que nuevamente tendrían una durísima parada. Iniciado el segundo tiempo y con el gol de arranque del ‘Pájaro’ Miranda las cosas parecieron encaminarse, pero casi promediando la etapa, el gol de Delgado invitó de nuevo a tratar de ir por la épica. Sin desordenarse, lo que ya viene siendo virtud del equipo en esta temporada, el Celeste trató de darle más volumen a su juego ofensivo y con el ingreso de algunos relevos terminó jugando casi con una línea de cuatro atacantes. Probó por arriba, por abajo, intentando gambeta y triangulación y poniéndole mucho empeño cuando nada parecía resultar. Y si bien el partido pudo quedar definido antes, de no haber mediado un poste salvador ante un gran ataque de los albirrojos, en los larguísimos cinco minutos añadidos por el árbitro al tiempo reglamentario, San Carlos inclinó decididamente la cancha. De tanto y tanto ir, la sensación fue que, como en otras tantas definiciones agónicas, ese punto necesario para romper el ‘maleficio’ iba a quedar en la alforja celeste. Pero no se dio, de modo que lo que queda a los dirigidos por Franchi es tratar de conservar su condición de local inexpugnable y esperar la revancha, más una cuota de suerte aún negada en territorios ajenos. Ganar de local y rescatar algún punto de visitante, le alcanzaría a la Villa para mantenerse expectante en un torneo en extremo parejo, en el que hasta el momento nadie se corta solo.
