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Tristeza por el fallecimiento del viñatero ‘Pancho’ Domingues

12:17hs
sábado 15 de agosto, 2020



En los últimos días sorprendió la triste noticia de la muerte del productor de vino de la costa ‘Pancho’ Domingues. El viñatero había crecido entre vides, en una quinta en Los Talas. Contaba que cuando con su familia iban a La Plata para hacer algún trámite y decían dónde residían, se generaba una invitación para que los platenses llegaran de visita. Quedaban fascinados. Es que el papá de Pancho les ofrecía jamón y vino de la viña.

Así nació la comercialización del tradicional producto de la ribera. A pedido de los visitantes. Con el correr del tiempo se fueron multiplicando las parras. “Toda la gente de la zona arrancó así”, contó en uno de los documentales que se proyectó durante la reciente edición de la Fiesta del Vino.

Pancho fue el único de los hermanos que continuó con la actividad en tierras en las que algunas plantas deben tener quizás más de un siglo de vida.

Cuando llegó la inundación del ’40, el agua los corrió. El río llegaba con rapidez y ni la casa montada sobre pilotes de un metro cincuenta pudo hacer frente a la crecida. La familia tuvo que subir al techo hasta que bajaran las aguas.

Cuando el joven Domingues terminó sus estudios se mudó con una tía al centro de la ciudad y visitaba Los Talas los fines de semana. Y cuando se casó con Noelia también debió adaptarse al centro, aunque nunca dejó de visitar el predio que llegó a tener dos hectáreas. Tuvieron tres hijos que les dieron 6 nietos y junto a la plantación creció la familia.

“Me vengo acá cuando rajo de Berisso”, contaba y definía al vino de la costa de un modo particular: decía que todos los vinos de botella, costaran 250 o 3000 pesos, tenían el mismo gusto, pero el de la costa, tenía ‘un gusto especial’.

Claudia Sepúlveda, integrante de la Cooperativa de la Costa, lo conoció allá por 2012 y desde entonces el vínculo creció junto al trabajo y las historias personales. Se reunieron el lunes y como era frecuente discutieron sobre el mejor método para podar los ciruelos. Claudia decía menos, Pancho, más.

Fue uno de los socios fundadores de la Cooperativa y se destacaba por ser un trabajador aplicado y meticuloso. “Acomodaba los racimos uno a uno en sus dos hectáreas de siembra para que crecieran parejos y en pendiente, sin enredarse con las hojas”, describe Claudia, observando que recomendaba a todos seguir esa técnica.

Se fue con 86 años. Con su carácter amable y abierto y un conocimiento inmenso sobre la producción. “Amaba lo que hacía. Si me preguntan quién representa el oficio, sin dudar digo que fue Pancho”, señala Claudia.

Desde que se jubiló en la escuela donde daba clases iba todos los días a recorrer los viñedos. En el amplio significado del término, era un verdadero maestro. Y quedó su legado.






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