La berissense Lorena Berdula exhibe un largo recorrido en el mundo del fútbol femenino argentino, con el que se involucró como pionera en tiempos en que la actividad tenía una escasa visibilidad.
Este año, como representante de la Asociación de Técnicos de la Argentina (ATFA), dijo presente en la Copa Mundial Femenina de Fútbol de la FIFA “Francia 2019”, acumulando un nuevo logro en una carrera que la tuvo como impulsora del fútbol femenino de Estudiantes de La Plata, Directora Técnica de la primera selección de la UNLP, primera DT que entró a una cancha teniendo el título nacional, y que hoy la tiene en el sitial de investigadora y profesora universitaria, enseñando justamente a ‘enseñar fútbol’.
“Mi trayectoria tiene que ver con la lucha feminista para deconstruir el patriarcado androcéntrico que se conforma en machismo y nos pone a disputar poderes”, reflexiona, antes de referirse a la reciente experiencia mundialista. “Fue algo muy emocionante ver una cancha para 70 mil personas llena viendo semifinal y final de un Mundial. Un sueño personal, aunque pensando también colectivamente, es el de ver canchas llenas no solamente en las finales”, señala en tal sentido.
Desde su perspectiva, la distancia que separa a la Argentina de potencias en la materia, como Estados Unidos, Francia o Brasil, sigue siendo importante. “Nuestras jugadoras han hecho un fútbol táctico y físico extraordinario, pero países como esos tienen otra infraestructura”, menciona, observando que esas diferencias a veces se notan ‘hasta en la entrada en calor’.
También este año, Berdula fue parte del Primer Congreso de Directoras Técnicas de Fútbol, evento que según afirmó ‘no excluye a los varones’ aunque demuestra que el que transcurre es un momento político y socio-histórico especial. “Nosotras tenemos que pensarlo desde la palabra, ya que lo que no se dice, no existe”, afirma.
“Que todas las DT del país nos pudiéramos agrupar era impensable. Esto se viene edificando desde hace mucho tiempo, como islas hasta que ahora armamos este continente donde nos juntamos más de 70 entrenadoras en Santa Fe en el Complejo Fraternidad Deportiva”, expone también la técnica, que ofició de vicepresidente del Congreso.
El cónclave tuvo aspectos teóricos y prácticos. Participaron por ejemplo los planteles de Peñarol y Unión, dirigidos por cuerpos técnicos mixtos, y las capacitadoras cumplieron con prácticas de enseñanza de técnicas de pelota parada, o defensa / ataque.
Más allá de lo estrictamente ligado al juego y fiel a su perspectiva de género, Berdula ofreció en la oportunidad una conferencia sobre “Educación Física de Feminismo y Transfeminismo”, tema en el que se especializa.
“Se trata de pensar desde la educación física qué infancia tenemos. Si nos podemos pensar en una infancia trans; si podemos pensar en una niña con pene, o un nene con vagina”, establece. “Cuando formamos una hilera de varones y mujeres, lo que estamos haciendo es formar en un binarismo que lo único que hace es excluir las diferencias y los modos que tenemos de ser varón y mujer, que no es uno solo”, considera en el mismo sentido, planteando que ‘hay mucho para deconstruir y para incomodar’. “Donde tenemos una niñez y una adolescencia trans, muchas cuestiones que hacen a la educación física se tornan excluyentes cuando las hacemos binarias”, agrega.
En el Congreso de Santa Fe funcionaron nueve paneles que abordaron temáticas diversas, como la concepción de cómo organizar las escuelas de futbol, o la perspectiva feminista y de género en los clubes, o el desarrollo de los medios de comunicación en torno al fútbol femenino y pensando en fútbol feminista.
“El trabajo estuvo dividido en campos donde se tomaron siete momentos diferentes en dos días. Contamos con la presencia de Roxana Vallejos, DT de Rosario Central, pero que pasó por Estudiantes de La Plata. También estuvo la berissense Bettina Stagñares, que recibió un reconocimiento por sus 13 años como DT y ahora como manager del club albirrojo”, describe la profesora.
Fútbol profesional, a medias
A juicio de Berdula, se debe seguir trabajando en la profesionalización del fútbol femenino, porque lo que hoy se advierte es una ‘semi-profesionalización’. “Sólo ocho jugadoras tienen contrato por plantel y por el monto que ofrece la AFA”, observa, adelantando que el problema se va a suscitar el año próximo, cuando AFA ya no pague los sueldos. “Además, ¿Por qué son solo ocho contratos y no se incluye a todas las jugadoras? No solo es el monto, sino también el conflicto que genera que algunas sean profesionales y otras no. En realidad se debe poner en valor la dignidad de ser jugadora de fútbol, ya que ahora se cuenta con los mismos derechos pero no con las mismas oportunidades que los varones”, afirma.
Así y todo, los pasos dados no dejan de ser desde su óptica positivos, como punto de partida. Ahora, plantea, hay que ir más allá, avanzando en la conformación del cuerpo técnico y la cantidad de profesionales que se requieran para, por ejemplo, tener en todos los equipos diez colaboradoras como en Rosario Central.
Un caso al que también pide prestar atención es el de la DT Silvana Villalobos, que trascendió el fútbol femenino y que con el equipo masculino de Boca de Bermejo (Mendoza) logró un ascenso y hoy está en su tercer equipo, que es Argentino de Mendoza. “Esto tensiona el pensamiento binario, aquello de que las mujeres estamos para una cosa y no para otra. No es ser falofóbicas, sino pensar que podemos hacer un fútbol compartido por todos los que tengan capacidades para dirigir”, sostiene.
Del mismo modo, considera oportuno el momento político para ganar espacio restado ‘por el patriarcado y el androcentrismo’. “El fútbol femenino no fue visibilizado antes, pero existe hace 25 años en Argentina. Se trabaja muy bien en lugares como Salta, Tucumán, Mendoza o Neuquén”, ejemplifica.
A la vez, define que hoy existe un fútbol ‘femenino’ y uno ‘no binario’, es decir sin sexos predeterminados binariamente, que se enseña en las escuelas. Al respecto, da el ejemplo de algo que sucede en Berisso. “Acá contamos con una liga que tiene fútbol mixto, y la mayoría no lo sabe. El tema es que hay que darle visibilidad a algo que se presenta como novedoso pero no lo es. Lo que sí es novedoso es la profesionalización, como el caso de Maca Sánchez, que tenía un contrato encubierto en UAI Urquiza y terminó firmando un contrato profesional en San Lorenzo”, afirma.
Del mismo modo, se refiere a instancias como la del reciente Encuentro de Mujeres que se realizó en La Plata como ‘semilla para generar conciencia’ y para abrir puertas a que las mujeres puedan por ejemplo desempeñarse en cualquier rol ligado al fútbol, sea en el juego, en el campo de la dirección técnica, de la dirigencia o el arbitraje.
“Debemos dejar de dar cuenta de que tan buenas somos para el fútbol”, asevera. “Para que una mujer pueda dirigir varones, el varón tiene que correrse del poder patriarcal y dejar de pedir que demos cuenta de nuestra capacidad. Para llegar, en nuestro currículum hay muchos renglones. No sé si es la misma que tiene un ex-jugador, porque ellos cuentan con el poder patriarcal y social de creer que tienen poder. No vamos a poder dirigir hasta que dirigentes, hombres o mujeres, tomen la decisión de hacerlo”, sentencia, haciendo alusión a una realidad sociocultural e histórica que le dio al hombre prevalencia sobre la mujer y que a veces genera mujeres ‘machistas’.
“Tener cuerpo de mujer no significa ser feminista y tener cuerpo de varón no garantiza ser machista. Tenemos que tender a la educación en valores que no sean binarios ni sexistas. Los saberes, los conocimientos, se construyen socialmente, pero si el que toma la decisión es el varón las decisiones van a ser asimétricas, por eso incluso las identidades trans tienen que pedir un cupo”, señala.
Junto a Stagñares
Como DT, Lorena Berdula fue en 1997 fundadora del fútbol femenino en Estudiantes de La Plata, en donde la también berissense Bettina Stagñares fue jugadora. Fue la primera escuela modelo de fútbol femenino. “Y fue modelo porque no había otra”, reflexiona la técnica. “En 1998, con Estudiantes entro en el campeonato de AFA, y digo ‘entro’ porque todo lo hice sin acompañamiento. Estuve hasta 2003, porque en el club me iban a pagar mucho menos que a un preparador físico y a mí me hacían ingresar con un carnet de delegada, todo porque no me querían hacer los aportes”, recuerda.
Ya tenía título de DT y formaba parte de ATFA, pero según menciona, no le dejaban utilizar la cancha ni le ponían cortinas a los vestuarios. “El pago de traslados, médicos, ambulancias y policía salía en buena medida de mi bolsillo, con el aporte de algunas jugadoras que ayudaban, ya que el club aportó poco. Luego Bettina, pudo continuar ese trabajo”, expresa.
